VISITA DE LA CONFIEP

(09 abril del 2015)

Luis Gulman Checa

Los medios de ayer, con diferente énfasis,  informaron que el martes pasado nuestro presidente regional  recibió la visita de una nutrida delegación de la citada confederación, pero, estimo, obviaron hacer hincapié en su presidente.  Martín Pérez Monteverde, concebido en Piura y nacido en Lima  en 1965 - como era costumbre en la época en ciertos círculos -, fue hijo del distinguido caballero español, Miguel Pérez Muñoz, quien vivió muchos años en Piura dirigiendo el recién creado Banco Regional del Norte dando cátedra de caballerosidad, don de gentes y, sobre todo, acrisolada honradez en una tarea que, como sobran ejemplos, se cuelan muchos indeseables.

No solo por ese lado le viene la piuranidad a Martín, al integrar el Grupo Romero desde siempre. Incluso, si no estoy errado, su padre, Miguel, una vez alejado del citado Banco, se incorporó a su Cía. de Seguros Peruano - Suiza

Planteado el preámbulo, una inquietud que debería abordarnos sería la siguiente:

¿Por qué, o a santo de qué, se ha producido esta inédita visita?

Considero que  podría  producirse un “arroz con mango”, por cuanto es obvio que quien  decidió la visita fue el Grupo Romero al ser ambos, Reynaldo y Martín,   parte de “su gente”. ¡Cuidado! No se me mal interprete que no estoy formulando crítica alguna sino poniendo en blanco y negro un hecho evidente. ¿Por qué el “arroz con mango”? Por cuanto, por importante, poderosa y/o trascendente que pudiera ser para el país y/o su desarrollo la citada Confederación, hasta donde conozco, no tiene absolutamente nada que ver dentro de la estructura de la administración del Estado, de modo que su manifestado apoyo hacia la labor de Reynaldo resultaría un “saludo a la bandera”.

Además, como es lógico, natural y lícito, todos los integrantes de la citada Confederación tienen por fin y como meta suprema Ganar Dinero, Hacer Negocios y, obviamente, donde sea posible, ¡jalar agua para su molino! Es decir, no se asemeja en nada a una ONG (me refiero a las auténticas), instituciones sin fines de lucro, es decir, filosofía absolutamente contraria a la que guía los pasos de los distinguidos miembros de la Confederación.

Por ejemplo, mil veces más alentador y trascendente hubiera sido que los congresistas que nos representan, desde que asumió Reynaldo, hubieran jurado en la Plaza de Armas de Piura, poniendo por testigos a todos sus parientes, que tendrían como único norte, en su tarea pública, lo mejor para Piura y los piuranos.