HILDEBRANDT EN SUS TRECE: INCONGRUENCIAS (I)

(13 abril 2015)

Luis Gulman Checa


En las ediciones del 03 y 10 de abril  de la citada revista,  aparecen artículos de David Roca Basadre y  Pedro Francke, como también un amplio informe de Alonso Ramos sobre el proyecto Tía María, Arequipa, titulado Tía mala.

El común denominador de todos ellos, incluida la “posición” de la revista, es m/m el siguiente:

“Tía María no va porque a la población no le da la gana porque son agricultores y la mina contaminará el medio afectando la agricultura”.

Con todo respeto, tal posición es, además de irracional, indefendible, por cuanto todas las actividades del hombre atentan contra el medio ambiente, siendo la agricultura de las más perniciosas (fertilizantes, pesticidas, etc.) Incluso las pacíficas y productivas vacas, que abundan en Arequipa, dañan mucho más el medio ambiente de lo que lo afectará la mina, por cuanto el ganado vacuno - en el mundo - emite el 18% de los gases que producen el efecto invernadero, proporción mayor al efecto negativo del sector transporte sobre la atmósfera.

Entonces, resultan pertinentes unas recomendaciones para los agricultores arequipeños opuestos a la minería en defensa de la agricultura:

·         Eliminen vacas y ganado menor (también emiten gases),
·         No permitan circulación de vehículos por tierra ni vuelos aéreos porque contaminan el medio,
·         Tampoco usen maquinaria (tractores) para las tareas agrícolas, porque los escapes contaminan.

En consecuencia, si los agricultores arequipeños fueran coherentes con su postura radical contra la minería, deberían volver a la edad de piedra y realizar sus labores agrícolas sin utilizar ningún elemento metálico, salvo que sean tan tremendamente conchudos de pretender continuar utilizándolos siempre y cuando sean otros los agricultores  “perjudicados”, por cuanto, como es ampliamente sabido, en todo el planeta conviven  agricultura y  minería.

Desde tiempo atrás me pregunto quién estará detrás de esta masiva  campaña en contra de la minería en el Perú y he llegado a una conclusión: Chile. Entonces, me es inevitable el siguiente razonamiento: 


·         Si César Hildebrandt es claro y fulminante anti chileno,
·         Si Chile, que geográficamente es una tripa frente a nuestro robusto país, nos supera produciendo minerales, vegetales, madera, etc.  (confirmando que agricultura y minería no son excluyentes), ¿no sería lo lógico imitarlos y, por ejemplo, en un santiamén superarlos como productores de cobre?
·         Si Chile, basado en la riqueza que le proporciona la minería, se está “tragando” al Perú como viene demostrando la revista, ¿acaso no deberíamos impulsar nuestra producción de minerales para levantarnos y liberarnos de sus garras?

Entonces, ¿Qué pasa con Hildebrandt? Salvo que su odio/fastidio contra los grandes empresarios peruanos sea superior al que le inspiran los chilenos.