DIPLOMACIA Y POLÍTICA EXTERIOR
(Piura, 26 junio del 2015)
Luis Gulman Checa
Comprendo que este es un tema de “blancos”,
es decir, de entendidos en la materia. Sin embargo, siendo un convencido que el
Sentido
Común está muy por encima de la opinión de los súper técnicos sobre
cualquier tema, deseo comentar lo publicado por el internacionalista, Miguel
Ángel Rodríguez Mackay, en la edición de “Correo” de la fecha, criticando
acremente a la presidencia y cancillería del Perú a raíz de la Declaración Conjunta recién
suscrita con el gobierno de Bolivia:
“La falta de tacto en
política exterior y diplomacia es fatal y eso es lo que le acaba de suceder al
Presidente y a la Cancillería peruanos al final de la reciente reunión del
primer Gabinete Binacional peruano-boliviano”
¿Qué pecado cometieron nuestros
representantes que generaron tremenda sentencia del reputado internacionalista?
Aceptar el numeral 32° de la Declaración estipulando lo siguiente:
“El Perú mantiene su
más amplio espíritu de solidaridad y comprensión en relación a la situación de
mediterraneidad que afecta a Bolivia”
No tengo la menor duda que el 99% de peruanos
lamentan y repudian tal condición de nuestros hermanos bolivianos - país que,
dicho sea de paso, no debería existir porque su territorio debería ser parte
del Perú -, entonces, si así fuera, la Declaración acremente criticada no
estaría más que reflejando la masiva opinión de la ciudadanía peruana.
Sin embargo, para el experto, jamás debió
usarse el término solidaridad porque es asumir como propio el dolor ajeno. Pregunto
a usted, estimado lector, ¿acaso esta frase no se asemeja, como una gota de
agua a otra, al sentido pésame que le
damos a un deudo solidarizándonos con su dolor?
Obviamente, todo lo dicho está relacionado
con la demanda presentada por el gobierno boliviano contra Chile ante la Corte
de la Haya, por las áreas costeras arrebatadas por tal país a raíz de la guerra
del siglo XIX.
Culmina, el comentarista, diciendo que el
Perú siempre ha sostenido que tal asunto/demanda solo compete a Bolivia y
Chile. Pregunto:
¿Podemos tragarnos
semejante sapo, es decir, desentendernos del asunto, cuando a consecuencia de
la misma guerra los “vecinos del sur” se apropiaron, arranchándolos por su
superioridad militar, terrenos costeros bolivianos y peruanos?