INSEGURIDAD CIUDADANA

Luis Gulman Checa

¿Sería imaginable que, de llegar alguien a una sala de emergencia con el muslo feamente herido, infectado, supurando e, incluso, con gusanos pululando, el médico responsable se limitara a aplicarle antibióticos sin, previamente, limpiar, desinfectar, suturar y vendar la herida? ¡Imposible! Pues tal “médico”, no existe.

Pretender controlar, disminuir y/o eliminar la delincuencia solamente inundando el medio con policías y/o integrantes del E.P.; devendría en tan absurdo e irracional, como el médico imaginario que, previamente, no atendiera la herida.

Para Identificar las razones que han influido en la  elevación del nivel de criminalidad en sus varias modalidades tendríamos que empezar por el núcleo básico de la sociedad: la familia.  Luego, habría que mirar la escolaridad, ¿mejoró o empeoró? ¿Los maestros actuales, son mejores que los antiguos o dan pena a su lado? Los escolares, en general, según  información oficial, “terminan sus estudios” siendo casi tan ignorantes como cuando empezaron”, entonces, ¿tampoco se les inculcó valores como respeto al prójimo?

De otro lado, recordando que “la carne viene con hueso”, la “maravilla” de las comunicaciones actuales muestran en “vivo y en directo” las nuevas variantes de atrocidades perpetradas en cualquier lugar del mundo, sea por imberbes, pandillas, políticos y personajes encumbrados y famosos. Entonces, semejante “información” encuentra un caldo de cultivo apropiado (hordas de jóvenes abandonados a su suerte, sin educación, ociosos, hambrientos) para producir delincuentes al por mayor.

¿Desde cuántos años atrás los medios, casi cotidianamente, informan sobre inconductas, latrocinios, peculados y cuanta barbaridad podamos imaginar perpetrados por autoridades elegidas por la ciudadanía? Entonces, estimado lector, ¿acaso no resulta lógico y natural que algunos integrantes de las hordas descritas sigan el camino marcado por tales delincuentes de “cuello y corbata”?

Copiando a los “oenegeros”, diría que lo antedicho es la “Línea Base” de la situación delincuencial, por lo que me permito sugerir a las autoridades y responsables de velar por la tranquilidad ciudadana que, si no van a prestarle los cuidados debidos a “la herida”, tanto los policías como los soldados tendrán que salir a las calles a vaciar las cacerinas de sus metralletas abatiendo delincuentes.