PROGRAMAS DE GOBIERNO

 

(Piura. 15 mayo 2021)

 

Luis Gulman Checa

 

Reflexionando sobre el actual proceso electoral (como en todos) cuando el debate se centra en los “Programas de Gobierno” de los candidatos; me vino a la mente lo errados que andamos  mirándolo tras ese cristal. ¿Por qué? Por cuanto  lejos de la elección de un Dios o un Mesías, simple y llanamente debemos escoger a quien nos dé más confianza para encargarle la simple tarea que precisaré con una comparación:

 

La sustitución de un presidente de la República por otro es exactamente igual a los relevos de los chasquis en el incanato: quien lo tomaba  tenía que continuar con la tarea/encargo emitido, por ejemplo, en el Cusco. Así, entonces, quien sea elegido, simple y llanamente, tiene la obligación de dirigir el gobierno respetando, estricta, técnica y honestamente, las normas y dispositivos vigentes.

 

Imaginemos que el sueño precisado ut supra sea hecho realidad por quien elijamos el próximo 06 de junio. Sí así fuera, el despegue del Perú sería inmediato, inconmensurable e imparable porque el único motivo que nos mantiene sumidos en el QUINTO MUNDO - teniendo a nuestra disposición todos los recursos y dones naturales para estar en el “cielo” - es la corrupción, ignorancia, abulia, etc., reinantes en el país,  por la simple razón que quienes nos gobernaron JAMÁS ACTUARON COMO LOS CHASQUIS  quienes se limitaban a cumplir su tarea sin sentirse DIOSES TODO PODEROSOS, como tantos gobernantes que se creyeron “Iluminados” y nos arruinaron.

 

No olvidemos que los tiempos han cambiado y un presidente de la República no le llegaría, por ejemplo a un Zar del imperio ruso,  ni a la suela de sus zapatos, porque mientras éste  era un auténtico Dios en la tierra que hacía y deshacía a su antojo sin control de ninguna naturaleza, los presidentes de hogaño son simples “Directores de Orquesta”, de modo que la calidad de las figuradas melodías emitidas por su gobierno dependerá de la IDONEIDAD de los “músicos” que congreguen bajo su mando.

 

Bien mirado el asunto, el presidente (a) de la República equivale al gerente de una empresa cuya tarea es hacerla funcionar tan igual como un reloj suizo, es decir, perfectamente, para lo cual debe rodearse de las personas más idóneas para ocupar los cargos directivos evitando que la figurada espada pendiendo sobre su cabeza, en manos del Directorio, lo decapite.

 

 

 

 

 

En el caso del presidente  la espada la blande el Congreso - no olvidemos que antaño se le conocía como el Primer poder del  Estado -, entidad que, además de la ineludible tarea de control, tiene a su cargo la de legislar, es decir, aprobar las leyes necesarias para hacer que nuestro tránsito al “Cielo” sea lo más rápido y placentero para la ciudadanía.

 

Si lo expresado líneas arriba estuviera acorde con la realidad, planteémonos la siguiente pregunta:

 

¿Acaso en vez de solicitar y examinar los inútiles Planes de Gobierno no debiéramos dirigir nuestra atención a escudriñar las radiografías, ecografías y resonancias practicadas a la calidad, honorabilidad y, en definitiva, idoneidad del candidato?