ABRIL: ¿MES SALVADOR?

 

(Piura, 06 abril 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

Observando el desmadre generalizado abatido sobre el Perú,  que en el presente mes alcanzó niveles propios de países del SEXTO MUNDO, de pronto me vino a la mente la formidable decisión adoptada treinta años atrás en el mismo mes  por el gobernante de entonces, la que fue fundamental para sacar/librar al país del pútrido y profundo pozo en el que lo había sumido el desgobierno de Alan García, 1985 - 1990, al adoptar medidas que, hasta la fecha, vienen manteniéndolo económicamente sano.

 

¿Acaso, nuestro Arzobispo no debiera promover que todos nuestros Cristos y Vírgenes fueran sacados en procesión permanente hasta que se repita el milagro producido del 05 abril de 1992?

 

Al fin y al cabo, siendo los peruanos mayoritariamente católicos (aunque los bestias que aparecen en los informes televisivos parecen engendros de Satanás) es lógico y natural que aferrados a nuestra fe roguemos al Altísimo se apiade de nosotros y, una vez más, pasando por alto nuestra incalificable ignorancia e irracionalidad, nos salve del trágico destino que, increíblemente, nos fijamos cuando acudimos a las urnas. ¡Qué bestias!

 

Sin embargo, mientras el hecho sucedido treinta años atrás no implicó cambiar de gobernante, en la hora actual no solo hay que desaparecerlo (en el sentido que usted, estimado lector, quiera dar a la expresión) a él sino también a la gran cantidad de individuos que, pese a circular con un pesado RABO DE PAJA, gracias a que muchos periodistas también fueron infectados, continúan vivos y coleando, cuando, si tuvieran un ápice dignidad, se hubieran auto soterrado en un profundo hoyo.

 

Digresión:

 

Al respecto, nuestro decano, “El Tiempo”, en los últimos días publicó entrevistas a personas de la citada calaña las que no solo no leí por el asco que sentí sino que me produjeron arcadas incontenibles. ¡Qué vergüenza!

 

Entonces, imaginemos que el milagro ya se produjo librándonos de las garras de los incalificables, por ahora, en el poder. ¿Acaso sería racional convocar a elecciones para elegir al reemplazante cuando en las últimas optamos por uno idóneo para llevarnos a las puertas del infierno?

 

El más elemental sentido común indica que, con las normas vigentes, sería irracional insistir en tan viciado procedimiento habida cuenta la clara demostración que para la mayoría de peruanos la democracia es tan desconocida como el caviar, señalando que el suscrito nunca lo ha probado.