ZAFARRANCHO A LA VISTA

 

(Piura, 16 abril 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

Las últimas portadas de las ediciones de “El Tiempo” nos hacen recordar que estaríamos próximos  a ser víctimas de un  indescriptible  zafarrancho  electoral  cuando asistiríamos a elegir alguno de los tantísimos postulantes a ser alcalde o  gobernador, siempre y cuando quien suceda al actual gobernante (Dios quiera sea lo antes posible) no siga  el ejemplo de AFF, cuando, tras disolver el Congreso en abril de 1992, estableció los Consejos Transitorios de Administración Regional designando a los mandamases. Si así Dios, en su infinita bondad lo dispusiera, nos libraríamos de la amenaza del epígrafe.

 

Ante tantos aspirantes a gobernarnos me invade la duda respecto a si ello es motivo de orgullo o desilusión. En el primer caso gracias a que muchos piuranos (supongo todos lo son)  estarían decididos a darse íntegros, en cuerpo y alma, dejando de lado sus propias genuinas y legítimas aspiraciones en pro del beneficio propio y de los suyos para llevar nuestra tierra adelante, es decir, sacarla del profundo y pútrido pozo donde la sumieron sus antecesores,  abriéndonos así un horizonte de paz y prosperidad sin límites.

 

Respecto al otro sentimiento, la desilusión, se debe a la probabilidad que la cantidad de postulantes se base en lo mismo que lleva a las moscas a pulular  sobre unas gotas de miel, es decir, su leiv motiv no sería otro que beneficiarse al disponer de una teta pública por cuatro años, en el caso de los honrados, pero, para nuestra desgracia,  tratándose de los corruptos (como tantos ejemplos a lo largo y ancho del país), no satisfechos con mamar lo que les dispensa su teta, saquear el erario abusando de las prerrogativas que su cargo les ofrecería.

 

Sin embargo, en el caso del suscrito, me invade el asco y la vergüenza ajena al reconfirmar - debido a la avalancha de ávidos postores - que nuestra tierra, que debiera equipararse a un paraíso por los múltiples dones con los que nos dotó la naturaleza, no solo viene siendo saqueada por nuestros mandamases sino que, tal ansia y apetito se habría propagado tan igual como lo hizo el maldito Covid segando vidas por doquier, pero, felizmente, tal mal pudo combatirse optando por varias medidas, entre ellas la vacunación, lo que debería llevarnos a plantearnos la siguiente reflexión:

 

¿Qué medidas habría que adoptar para que nuestros gobernantes sean impolutos?

 

Propongo que los piuranos, si fatalmente tuviéramos que sufrir el citado zafarrancho, hagamos lo siguiente con las células electorales:

 

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