OLVIDANDO A PEDRO CASTILLO

 

(Piura, 14 abril 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

Es indudable que el cáncer terminal que viene asolando al país tiene el nombre que aparece en el epígrafe, sin embargo, por dirigir todas las miradas a tremenda lacra que, indefectiblemente, desaparecerá próximamente; estamos perpetrando el grave error de pasar por alto hechos que afectan a los piuranos.

 

Uno  preocupante aunque  nimio en comparación con el cáncer señalado líneas arriba, tiene que ver con una grata y esperanzadora información salida a la luz  tiempo atrás, incluso, me parece, antes que apareciera el maldito Covid:

 

Cementos Pacasmayo pavimentará calles y avenidas de la Urbanización Santa Isabel en una Obra por Impuestos.

 

Recordemos que la característica de tales obras es que, siendo  públicas, asume su ejecución una entidad privada gastando parte del monto que debe pagar al Estado por concepto de impuestos, hecho que, de primera intención, asegura que ningún funcionario podrá rapiñar/robar/estafar al Estado a través de las varias modalidades existentes para que éstos, coludidos con los contratistas, se enriquezcan a costa de disminuir la calidad de las obras, es decir, entre otros latrocinios, menor cuantía de fierro y de cemento.

 

Sin embargo, como está a la vista de quienes están obligados a transitar por dichas calles y avenidas, tal información se difuminó en el espacio y no solo nunca más se supo de ella sino que Cementos Pacasmayo no apareció, aunque  la información comentada tenía fundamento, es decir, era cierta, por cuanto la empresa no salió a la palestra, en el término de la distancia, a desmentirla.

 

Así, entonces, ¿qué pasó y/o qué obstáculo insalvable surgió en el camino impidiendo que tales arterias, en vez del calamitoso estado que presentan a la fecha, estuvieran desde mucho tiempo atrás tan iguales como, por ejemplo, el ahora envidiable Malecón Eguiguren?

 

De acuerdo al aserto que dice, “Si quieres pensar bien, piensa mal”, tendríamos que suponer que los perjudicados porque tal obra se hiciera por la referida modalidad (los funcionarios del ente público que debiera llevarla a cabo) movieron todos los hilos a su alcance para impedir su ejecución habida cuenta que no dejaría agua para su molino, poniendo por delante sus propios pútridos intereses zurrándose en el bienestar de la población, a la cual, supuestamente, se deben. No obstante, ruego a Dios que tal infamia no haya sucedido y las razones que impidieron su ejecución fueron otras. Consejo a los residentes:

 

Paro general indefinido con quema  de vehículos exigiendo que Cementos Pacasmayo explique qué diablos sucedió.