LOS ERRORES SE PAGAN (II)

 

(Piura, 01 abril 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

Partiendo del principio que el hombre es un ser racional, ergo, piensa y razona, cuando veo o leo múltiples informaciones dando cuenta del imparable incremento de  precios de alimentos en general, al extremo que la hambruna estaría a las puertas de asolar a los peruanos, en especial los más menesterosos,  como, por ejemplo, quienes se alimentan gracias a “comedores populares” u “ollas comunes”, emprendimientos en inminente riesgo de paralizar por absoluta falta de insumos; me viene a la mente la siguiente reflexión:

 

¿Acaso no es obvio que la gran mayoría de quienes los medios exponen como perjudicados, coadyuvaron con sus votos a aupar al incalificable Pedro Castillo a la presidencia?

 

Si somos respetuosos de las normas que rigen el país no nos quedaría otra opción que apretar dientes y cinturones esperando  culminen los CINCO AÑOS que legítimamente le asiste a quien elegimos para conducir los destinos del país rodeándose de las personas que  crea adecuadas, por cuanto, tampoco lo olvidemos, tiene la potestad de elegir a quien crea conveniente, por ejemplo, para integrar el gabinete ministerial por ignaros o corruptos que sean.

 

Dirigiendo la mirada hacia otro lado, digamos, el Congreso Nacional, el antiguamente llamado Primer Poder del Estado, veremos un panorama similar al que emite Palacio de Gobierno, por cuanto - habida cuenta que irracionalmente en el Perú cualquier infeliz, pobre diablo, ignaro y/o corrupto está habilitado para postular a cualquier cargo por elección - también está mayoritariamente poblado por individuos de calaña similar a la de Pedro Castillo.

 

Entonces, la primera y obvia conclusión es que todas las desgracias que nos vienen asolando las originamos nosotros mismos, pudiendo afirmarse que, con la elección de Pedro Castillo y el Congreso, los peruanos nos infligimos un hara kiri, de modo que lo que estamos viviendo es comparable a la muerte lenta por desangramiento de quien se auto inflige un corte en el vientre sacando las tripas al aire, sufrimiento que en la tierra de origen, el Japón, no es tan penoso por cuanto tiene al lado quien le evita sufrimientos cercenándole la cabeza.

 

Entonces, como es obvio, en el horizonte aparecen dos posibilidades: 1) Esperamos, penosa y sufridamente, que transcurran los CINCO AÑOS conducidos (al infierno) por Pedro Castillo, o 2) Así como en el Japón se corta el sufrimiento cortando la cabeza, aquí también aparece, salvándonos de la muerte, quien corte las cabezas que, necesariamente, deben amputarse ni queremos que el Perú no desaparezca.