QUIÉN ES PEOR: ¿PETROPERÚ O CASTILLO?

 

(Piura, 19 octubre 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

Me refiero a cuál de los dos aboga más para arruinar al Perú.

 

Empecemos deslindando el origen de ambas malditas lacras. Así, mientras la primera nos la inoculó (para vergüenza nuestra) un piurano y san miguelino carcomido por el resentimiento; la segunda, tras décadas de que el citado puso en marcha la destrucción del país, la creamos nosotros mismos cuando votamos, aunque, en realidad, fueron los millones de peruanos que se abstuvieron de acudir a las urnas. Con franqueza, espero y confío que Satanás los reciba con los brazos abiertos cuando abandonen este valle de lágrimas.

 

Agradecería que expertos y entendidos nos dijeran si es verdad el aserto afirmando que EL PETRÓLEO ES EL MEJOR NEGOCIO DEL MUNDO. Entonces, si fuera verdad que se trata de un gran negocio, debiéramos repreguntarles nos ilustren respecto a la razón por la que la empresa petrolera del Estado es un maldito engendro que, además de mantener  una frondosa y millonaria planilla (a costa de chuparle la sangre a millones de peruanos), en vez de proveer recursos (como antaño hacía la IPC cuando nuestro petróleo era el primer aportante al erario) se la pasa mendigando para que el Estado le siga regalando dinero aunque ello implique “dejarnos en cueros”.

 

El Perú, es evidente y no puede negarse, atraviesa un estado crítico por cuanto las instituciones han colapsado. ¿Prueba de ello? Desde tiempo atrás se viene rogando auxilio a gobiernos para que nos lancen un salvavidas al ser incapaces de mantenernos a flote. ¿Un ejemplo? Los ingleses nos salvaron del desastre a raíz de los Juegos Panamericanos. ¿Otro? El lloriqueo local pidiendo que el Hospital de Alta Complejidad para Piura se construya bajo la modalidad de gobierno a gobierno. Traducción: rogarle a un gobierno extranjero que lo construya para nosotros.

 

Digresión:

 

¿Qué maldición cayó sobre nosotros que, tras haber sido capaces de ejecutar obras de gran calibre (como San Lorenzo y Chira Piura, por citar algunas), nos tornamos incapaces de llevar a cabo obritas de dos por medio como son la mayoría que pululan en Piura, a excepción del Alto Piura, ejemplo mundial de ignorancia y corrupción?

 

Entonces, formulémonos la siguiente reflexión:

 

Si aceptamos nuestra incapacidad cuando rogamos a gobiernos ajenos ejecutarnos obras simples, ¿acaso no es del más elemental sentido común pedirles también que se hagan cargo de la gerencia de Petroperú, imitando a otros países?