“SOR” ROSANA VILLAR: FISCAL DEL CASO TOLEDO
(Piura, 25 julio del 2015)
Luis Gulman Checa
La acusación de la citada magistrada contra
una pandilla encabezada por el expresidente de la República, Alejandro Toledo,
nos devuelve la esperanza de que nuestro país llegue a merecer tal designación
- país
auténtico -, dejando de ser el antro o la cueva en la que, para ser
elegido, debe aparecer en las “Hojas de Vida”, entre otras “lindezas”, antecedentes
por haber colmado los bolsillos con dineros públicos, como quedó confirmado con
la elección del actual alcalde de Lima.
Creo que contra Alejandro Toledo se cometerá
una injusticia. ¿Por qué? Por cuanto la
sentencia que recibirá se basará en el novedoso delito denominado lavado
de activos, modo elegante de referirse a recibir coimas perjudicando al
Estado. Sin embargo, se encuentra en esta situación por bruto, tara congénita que
no es delito en ninguna parte del mundo.
¿Acaso no hay que ser
bestia al extremo para concretar las adquisiciones inmobiliarias que hizo con
dinero sucio, usando a la madre de su socia de testaferro?
Lo que no podemos pasar por alto y debería
preocuparnos es lo siguiente:
¿Por qué, el
Ministerio Público, no lo denunció de inmediato cuando los hechos se hicieron públicos y sus sucesivas
explicaciones cambiaron con la velocidad y frecuencia con que una persona cambia
de camisa?
Desilusionante también la permisividad de su
socia, quien, al avalar tremenda animalada, echó por tierra
la reconocida inteligencia que adorna a la raza judía. Claro, no podemos
olvidar aquello de la excepción que confirma la regla.
La ocasión es propicia para plantear una
reflexión sobre la Obra Pública, la que entró en caída libre a partir de la
irrupción de las constructoras brasileras en el país durante el primer alanato,
con Odebrecht a la cabeza, para ejecutar Chavimochic.
A partir de ahí, el Perú ha sido vilmente
expoliado por contubernios entre funcionarios de diversos rangos y colores
políticos con constructoras que succionaron nuestros recursos, tan igual como
los españoles lo hicieron durante el virreinato, con el agravante que ahora,
supuestamente, hay prensa libre.
En Piura, fatalmente, no hemos sido ajenos a
estas prácticas corruptas, como está demostrado por el fiasco que significó el
tan anhelado mejoramiento de riego en el Alto Piura a partir de la derivación
de nuestro río Huancabamba.
¡Qué desgracia la
nuestra que tal obra fuera gestionada por corruptos e incompetentes!
Termino con una remembranza tipo auto bombo:
En octubre del 2004,
el suscrito, en “El Tiempo” de Piura, publicó en cuatro entregas el siguiente artículo:
CONCESIÓN DE OLMOS: ¿AL ESTILO MAFIOSO? En el mismo quedó claro, como la luz
del día, la urdimbre mafiosa que envolvió todo el proceso manejado entre
Proinversión y el Gobierno Regional de
Lambayeque en manos de Yehude Simon. Confío que las investigaciones en marcha
en Brasil - que ya pusieron en cana a Marcelo Odebrecht, el “concesionario” de
Olmos - ratifiquen lo expresado once años atrás, lo que sería magnífico para
los regantes de las antiguas pampas olmanas y también para el país, porque la
mafiosa concesión se iría por el desagüe.