PIURA: TIERRA SIN LEY NI ORDEN

 

(Piura, 18 octubre 2021)

 

Luis Gulman Checa

 

Cualquier persona que ambule por la ciudad de Piura notará claramente que el caos y el desorden se han impuesto, lo que justifica plenamente el título del presente, siendo  lógico y natural que, entre infinidad de otros hechos/situaciones denigrantes, sucedan accidentes de tránsito segando vidas humanas.

 

Teniendo en consideración que la EDUCACIÓN es una virtud que escasea entre nuestra población y, también y para peor, las fuerzas del orden en la práctica no existen, es perfectamente explicable que el caos se haya entronizado, lo que propicia informaciones como la que el día de hoy resalta “Correo”:

 

RACHA DE MUERTES

Cuatro personas fallecen, entre ellos un menor de edad, en el mismo número de accidentes en Piura, Castilla y 26 de Octubre.

 

Obviamente, todas las muertes fueron causadas por motocicletas o moto taxis, y, aunque en algunos casos se trate de culpar  vehículos mayores, la realidad es que un gran porcentaje de dichos vehículos  circulan sin luces de peligro y, algunos, ciegos aún en la noche, ergo, es un verdadero milagro que los occisos no se multipliquen al infinito.

 

Otra prueba de lo expresado (referido a la falta de educación) es la incalificable actitud de peatones zurrándose en las normas y cruzando calles  y avenidas  en diagonal y hablando por sus celulares, ignorando la norma que deben hacerlo por las esquinas, hecho que es más chocante  cuando lo hacen  a la vista de los (a) escasos policías que aparecen en horas del día por la ciudad sin que estos los reprendan o sancionen, prefiriendo seguir conversando por sus celulares.

 

Digresión:

 

Siendo sabido que, entre otras  normas, está prohibido tanto lavar vehículos en el centro de la ciudad como también cruzar calles y avenidas a mitad de cuadra, ¿sobre quién diablos recae la responsabilidad de hacerlas cumplir?

 

Sin embargo la MEDALLA DE ORO DE LA BESTIALIDAD se la vienen ganando los salvajes conductores de bicicletas, motocicletas y moto taxis los cuales, al mismo tiempo que avanzan en sus vehículos, no solo hablan por sus celulares sino  hasta envían mensajes.

 

Lo peor y más grave es que cuando uno de estos suicidas termina bajo las ruedas de un vehículo mayor, el condenado será el pobre e inocente conductor por haber cometido el tremendo pecado de atreverse a circular en medio de esta selva de descerebrados.