D E C E P C I Ó N

 

(Piura, 28 enero 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

El sentimiento que me invadió luego de leer en la edición de “El Tiempo” de la fecha, la siguiente información:

 

Por 10 días cerrarán ocho calles céntricas.

 

Desde la segunda semana de febrero contratista Jaksetig Guerrero empezará a ASFALTAR las calles del cercado de Piura.

 

Me reacción no se debió al cierre de las calles por cuanto es imposible ejecutar esta clase de obras sin generar inconvenientes a la población, sino por el tremendo “golpe bajo” al enterarme que se pavimentarían con asfalto en vez de concreto, tal y como se ha hecho con el Malecón Eguiguren, vía que permanecerá tal cual hasta para el disfrute de nuestros tataranietos, salvo algún movimiento telúrico brutal como castigo por ser pésimos electores.

 

Preguntémonos cuál es la razón por la que, en vez de ejecutar obras para que duren, figurativamente, mil años, optamos por utilizar materiales de medio pelo como viene a ser el asfalto, no por sí mismo sino por cuanto basta que un gato orine sobre él para que empiece a deteriorarse, proceso que se acelera al infinito cuando se producen ínfimas lluvias que, por falta de drenaje, generan lagunas propiciando el deterioro del pavimento, como ha sucedido por todas partes.

 

La opción debida para Piura es Concreto o Bloquetas, y, si bien tengo entendido la segunda opción es más costosa, tiene la ventaja que pueden reutilizarse. Así, si fuera necesario excavar la vía por alguna razón (por ejemplo para instalar el anunciado servicio de gas entregado a domicilio, como el que disfrutaban los talareños en épocas de los gringos), bastaría con retirarlas, excavar, tender las tuberías necesarias y volver a colocarlas en la superficie, mientras el concreto habría que  destruirlo a volverlo a aplicar.

 

Sin embargo, estando claro que son los auténticos expertos quienes deben decidir al respecto, considero que no hay duda que el asfalto NO ES UNA OPCIÓN VÁLIDA.

 

Hablando de adecentamientos de vías, me viene a la mente una información aparecida tiempo atrás (quizá más de un año) referida a que la empresa Cementos Pacasmayo, a través del sistema “Obras por Impuestos”, pavimentaría con concreto calles y avenidas de la urbanización Santa Isabel, grata noticia que, quizá por acción del maldito Satanás, quedó en el papel para sufrimiento de todos quienes deben transitar por vías tan deterioradas. Pensando mal, quizá debiéramos preguntarnos lo siguiente:

 

¿Se habrá opuesto el ente competente al no poder meter las garras?