OPOSITORES CONGÉNITOS
(Piura, 28 setiembre del 2016)
Luis Gulman Checa
Pocos minutos atrás, estando en la tienda
Wong de San Eduardo, abruptamente me vino a la mente la absurda e irracional
campaña - similar a la actual contra el magnífico hotel que se erigirá a la vera
del río Piura aguas arriba del puente Cáceres - desatada por algunas
personas y medios cuando estaba construyéndose, esgrimiendo argumentos tan
absurdos y fuera de lugar como los que se vienen usando contra la construcción
del citado hotel.
Estimado lector, qué opinión le merece la
puesta en funcionamiento de este supermercado en San Eduardo, ¿lo considera una
maravilla o una fatalidad para la población concernida?
Creo materialmente imposible que se eleve
alguna voz denigrando de su construcción/instalación, por cuanto, lejos de
generar inconvenientes, escándalos, congestiones de tráfico ni perturbación de género
alguno que pudiera incomodar a la vecindad; es un magnífico mercado
estratégicamente ubicado para beneplácito de un importante sector de nuestra
población.
Hagamos un ejercicio de imaginación poniéndonos
en el caso que los opositores de antaño se hubieran salido con la suya y, en
vez de la citada tienda, continuara existiendo en el lugar un terreno baldío. A la luz de los hechos y la realidad todos
aquellos quienes torpedearon su construcción deberían no solo andar
con el rabo entre las piernas sino disculparse por su torpeza y/o falta
de visión por haber pretendido negar este servicio a la comunidad.
¿Qué llevará a tantas
personas a oponerse a ideas y/o acciones nuevas sin argumentos válidos ni
serios?
No estoy calificado para hacer un diagnóstico
preciso, pero imagino que en algún
momento de su vida sufrieron un trauma que los incapacitó mental y/o moralmente
para apreciar lo bueno y conveniente o, quizá, la ociosidad y el aburrimiento
es el motor que los impele a oponerse a
cualquier proyecto o idea sin argumento ni fundamento de ninguna clase.
Ahora, como no podemos pecar de inocentes chupándonos
el dedo, no obviemos la existencia
de oposiciones
interesadas, es decir, supongamos, si un individuo fuera propietario de
uno o varios grifos expendedores de combustibles y alguien emprendiera la
construcción de otro grifo, el perjudicado propietario se opondrá,
no por defender el interés público sino únicamente el suyo propio, resultando
entones que, en vez de preocuparse por la población - como quiso hacernos creer doña
Margarita Rosa con el cuentazo que el Hotel destruirá la ciudad de Piura - realmente
está zurrándose en ella.