¿2015  o 1983?

(20 marzo del 2015)

Luis Gulman Checa

Leí los diarios y,  súbitamente, sentí la angustia que, 32 años atrás, embargó durante meses  mi espíritu al recordar cuando,  la naturaleza, furiosa y desbocada, abrió las compuertas del cielo para hacer trizas nuestros patrimonios: cultivos, tierras, casas, etc. ¿Por qué? Por los titulares de los diarios de la fecha:

El Tiempo: Lluvias prolongadas causan daños en ocho provincias (adjunta foto escalofriante).

Correo: LLUVIAS causan estragos - Urb. El Chilcal se inunda por falta de previsión de autoridades - Avenidas y calles de ciudad de Piura con enormes lagunas - Sullana: tres colegios amanecen inundados - Huancabamba: Río se desborda, huaico destruye parte de IE - Paita: Casas inundadas.

Es decir, nos jodimos, otra vez la naturaleza desató su furia contra nosotros sin duda castigándonos - ¿cómo a Sodoma y Gomorra?- por nuestros pecados (¿corrupción generalizada?), por cuanto las informaciones referidas eran aterrorizantes.

Sin embargo, atinadamente, El Tiempo, en la página 04, nos alcanza valiosa información referida a la intensidad de las lluvias y, felizmente, vuelve la calma a mi espíritu como también la reciente proclama de nuestro Presidente/Gobernador:

Le he dicho al Gobierno (OHT) lo mal que está Piura.

Efectivamente, estamos pésimo y reitero mi coincidencia con nuestro mandatario, pues, si estas modestas y calmadas lluviecitas que bien podríamos calificar como lágrimas de Nuestra Santa Madre, la Virgen, quien se apiadó de nosotros y sacó de apuros a la agricultura, han originado tremendos titulares, no hay la menor duda que estamos hasta el cien.

Es inaceptable y ridículo que un territorio que en los últimos 32 años soportó dos diluvios como los de 1983 y 1998, ahora, cuando según El Tiempo la ciudad de Piura recibió una precipitación de 16.8 mm, Sullana 31.9 y Morropón 24.4, los medios propalen tan alarmante información. Ojo, no critico a los medios sino a los piuranos, porque si estos chubascos nos han generado tanto daño, somos unos incompetentes de marca mayor.


Finalmente, El Chilcal no se ha inundado por falta de previsión de las autoridades actuales, sino porque, antaño, hubo alguien tan bestia que permitió desarrollar una urbanización en una cuenca ciega. Por curiosidad, ¿estará pasando lo mismo en Los Ejidos?