C A V I L A N D O

(24 marzo del 2015

Luis Gulman Checa

Desde buen tiempo atrás vengo reflexionando sobre las protestas de quienes se auto definen como defensores del medio ambiente oponiéndose a la explotación tanto de hidrocarburos como de yacimientos  minerales.

Creo que todas las opiniones merecen respeto, siempre y cuando no afecten ni interfieran con la vida, paz y/o tranquilidad de otras personas. Ejemplo: Si alguien opinara que debería eliminarse de la faz de la tierra a los cojos, obvia y naturalmente tal idea no merecería respeto alguno y el proponente podría terminar internado en algún manicomio.

Sin embargo, la posición de los llamados “ambientalistas”, en principio, es respetable. Así, por ejemplo, en referencia a Cajamarca, varios “opinólogos” se inclinan por desterrar la minería - para algunos  un crimen de lesa humanidad - debiendo volcar todos los esfuerzos a potenciar la agricultura, agro industria y turismo de toda índole, habida cuenta tanto la riqueza y tradición histórica cajamarquina como sus prodigiosas y mundialmente famosas fuentes termales. .Algunos calculan que la peregrinación turística proveniente de todo el mundo para maravillarse visitando el “Cuarto del Rescate”, podría superar por mucho los “magros” ingresos provenientes de la minería y, sobre todo, no dañaría el medio.

En Piura también tenemos nuestros “ambientalistas” dedicados, si mal no recuerdo, a la defensa de los páramos, los que, según ellos, son los que producen el agua que nos permite vivir. Digresión: observando nuestro río debemos aceptar que los dichosos páramos deben ser unas máquinas infernales de producir agua.

Personalmente jamás osaría descalificar/injuriar/insultar a los “ambientalistas” por el hecho de no concordar con ellos, pues, como la verdad absoluta no existe, solo un loco se atribuiría ser él el único depositario de la verdad.

Dicho todo ello, sí creo que la conducta de las personas debe ser coherente con sus opiniones. Así, por ejemplo, ¿Qué pensaría usted, estimado lector, de alguien que, de las 09.00 a las 15.00 se la pasa en la Plaza de Armas, megáfono en mano, pontificando a favor de la temperancia y denostando de quienes disfrutan “empinando el codo”  y, a partir de las 20.00 hasta que el cuerpo le aguante “chupa” como si el mundo se fuera a acabar?

Para mí, los “ambientalistas” que denostan de la explotación de los recursos mencionados al inicio, pero, simultáneamente cuentan en su casa con energía eléctrica, agua potable, ollas y cubiertos de metal, conducen o usan vehículos para movilizarse, y disponen de reloj, teléfono celular y/o computadora; son mil veces más falsos y despreciables que el “predicador” del ejemplo.
Una observación final:

¿Con qué cara podría alguna comunidad, región, distrito, etc., exigir se le dote de energía eléctrica - la que necesariamente requiere de cables  de cobre o aluminio - si, paralelamente, se opone a muerte a la explotación de yacimientos de cobre ubicados en su territorio?