INICIO DE CLASES: ETERNA LETANÍA

(10 marzo del 2015)

Luis Gulman Checa

Como cada año en esta época, los medios nos atosigan informándonos de las pésimas condiciones que presentan los locales educativos estatales,  los que, como es de esperar, están acordes con el paupérrimo nivel al que ha descendido la enseñanza pública.

Opino con perfecto conocimiento de causa al ser exalumno de colegio estatal, en mi caso, por razones de edad, la Gran Unidad Escolar San Miguel, donde el orden, la disciplina y la altísima calidad del profesorado, le daban una prestancia que dudo ostente hoy  por hoy algún colegio privado. Ejemplo formal: jamás ingresó al aula un profesor a dictar  clase sin saco y corbata.

Me refiero, por supuesto, a la época en que regía el horario partido de lunes a viernes con 07 horas de clase diarias,  más 04 horas el sábado y, en honor a la verdad, una vez sonada la campana dando fin al recreo, “no se oía ni el vuelo de una mosca”,  hasta que empezaba el nuevo.

Trayendo a colación la frase que Mario Vargas Llosa puso en boca de Zavalita,  podríamos preguntarnos ¿en qué momento se jodió la educación pública? Si no me equivoco, en el mismo  que se jodió más de medio Perú: durante el gobierno del paisano Juan Velasco Alvarado - quien, paradójicamente, también estudió en el Colegio San Miguel - porque sus reformas implicaron que se alejaran de la docencia los médicos, ingenieros, abogados y otros profesionales que dictaban clases como una contribución a la sociedad. Además, propició la creación del SUTEP, el que, dicho sea de paso, acabo de enterarme, decretó  huelga general ¿reivindicativa? indefinida a partir del próximo 08 de abril.

¿Huelgas de profesores en nuestras épocas? Jamás de los jamases.

Ahora hemos entrado en un perfecto círculo vicioso porque la educación pública, por mandato de la Constitución, tiene que ser absolutamente gratuita (como lo era en nuestra época), pero, por razones que deben precisar los expertos, el Estado o no cuenta con los recursos o no le da la gana de destinar los necesarios para devolverle el nivel que jamás debió perder.

¿A qué círculo me refiero? El Estado “no se mete la mano al bolsillo” y el nivel educativo es pésimo afectando a los educandos; los padres claman reclamándole  cumplir el mandato constitucional, lo que no es atendido. Así entonces, se cumple con la Constitución pero muchos  alumnos se “gradúan” convencidos que 20 es el producto de 10 al cuadrado.


Digresión: Cuando estuvimos en ENOSA y la morosidad era un cáncer, alguien tuvo la idea de comparar los montos gastados en cerveza en diferentes jurisdicciones versus lo adeudado a la empresa solo por clientes privados. El resultado fue que, en promedio, el valor de la cerveza consumida mensualmente superaba m/m 10 veces la morosidad acumulada, lo que se publicó en los diarios.
Hoy día, como es sabido, ese cáncer desapareció.

Pregunto: Así como anda la educación desde décadas atrás, ¿acaso los padres de familia  no deberían meterse la mano al bolsillo? Bastaría  dejar de consumir unas cuantas “heladitas” para que mejoren sustancialmente las condiciones en las que estudian sus vástagos.

Claro, esto sería innecesario si nuestros gobernantes hubieran sido de otra laya.