AUTOBOMBO

(Piura, 17 febrero 2016)

Luis Gulman Checa

La lectura del siguiente titular en “Correo” de la fecha, casi hace explotar mi corazón por la enorme felicidad y complacencia que me embargaron:

Tras ocho años de proceso judicial

Los implicados en el caso “Petroaudios” son absueltos por el PJ

Entre lágrimas, exministro Rómulo León celebra fallo y asegura que perdona a todos los que lo vapulearon.

¿Por qué tendría que sentirme feliz y ufano por el fallo? Por cuanto, desde que se originó este “escandalete”  por la expresión del “angelito” AGP, a la sazón presidente de la República: Metan presas a esas ratas (¿el sartén a la olla?), refiriéndose a Rómulo León y Alberto Químper; manifesté públicamente que no se había configurado delito alguno y, por lo contrario, se privó al país de una gran y necesaria inversión por parte de una empresa seria.

En ese entonces estaba claro para cualquier persona m/m pensante, que AGP, fiel a su estilo, se bajó y borró del mapa a Jorge del Castillo quien se perfilaba como candidato presidencial del Apra para las elecciones del 2011, lo que él, demostrando que de Haya de la Torre no le quedó nada, no podía tolerar.

Así pues, todos aquellos opinólogos que hicieron escarnio de la frase ¡Qué tal faenón!, como emblema de la turbiedad y corrupción en el manejo de la cosa pública, tendrán no solo que tragarse sus palabras sino también quedó demostrado que, de seso, tienen muy poco. ¿Por qué?

Por cuanto, cualquier representante de una empresa o consorcio que se adjudica una licitación limpia y claramente, porque ayudaron a su representada a formular la oferta más conveniente, tienen todo el derecho de sentir y decir que, realmente, habían realizado un TREMENDO FAENÓN.

Finalmente, me ratifico en que todos quienes están haciendo otro circo/escandalete con las agendas de la encantadora Nadine, quedarán, como los que atosigaron a Rómulo y Alberto: en el más espantoso ridículo.