ME AÚNO Y COMPLEMENTO

(Piura, 22 febrero 2016)

Luis Gulman Checa

Carlos Sánchez Delgado, en su columna publicada el día de ayer en “Correo”, soltó todo lo que le corroía el alma al constatar, impotente, cómo la corrupción no solo infecta cada vez más a la sociedad sino que, peor aún, los obviamente corruptos - quienes entraron al sector público con una mano atrás y otra adelante - alardean abiertamente de su actual riqueza sin que nadie los señale ni objete.

¡Señor, te rogamos, envíanos aunque sea por quince días un fiscal de Nueva York - de los que descabezaron la corrupta FIFA - para que haga el trabajo que todos los integrantes de nuestro Ministerio Público no son capaces de hacer o carecen de los cojones para hacerlo.

Suscribo y me aúno plenamente a todos los conceptos vertidos por Carlos, aprovechando para reiterar un reclamo formulado días atrás a raíz del destape en el área de Fiscalización de la Municipalidad de Piura:

¿Cómo es posible que, hasta la fecha, no se haya identificado públicamente al     CORRUPTOR, lo que sí se hizo con los corrompidos por aquél?

Pregunta para los señores fiscales:

¿Acaso los Códigos que ustedes usan no sancionan por igual a corruptos y corruptores? Porque si así fuera, tangan la amabilidad de cumplir con vuestro deber, por cuanto, cobrar sin trabajar, también es corrupción.

A raíz del sentido y airado reclamo de Carlos, me viene a la mente una reflexión:

Si  desde más de 05 años atrás, venimos siendo liderados por dos ciudadanos sin antecedentes, nacidos y criados en Piura, ambos ex alumnos del colegio San Ignacio de la congregación Jesuita y, posteriormente, graduados en la Universidad de Piura del Opus Dei, deberíamos estar seguros que hemos estado y continuamos en muy buenas manos, respecto al reclamo de Carlos, es decir, CERO CORRUPCIÓN.

Entonces, si las cabezas, por las razones claramente expuestas, son ciudadanos impolutos que bregaron por ser elegidos debido a su ansia/deseo de servir a los suyos y engrandecer Piura, resulta pertinente formularnos la siguiente pregunta:

¿Por qué entonces, la corrupción, como ha clamado Carlos, en vez de haber sido erradicada, no solo sigue viva y coleando sino ha crecido?