¿CATÓLICOS DE MEDIO PELO? (II)

(Piura, 07 abril 2016)

Luis Gulman Checa

A Dios gracias, en la primera parte del presente, sin duda iluminado desde las alturas, abogué para que los católicos auténticos propietarios en La Esmeralda de Colán, cooperaran, entregando dinero a la señora Pina Zúñiga de Riofrío, para la conservación y mantenimiento de la Iglesia de San Lucas.

¿Por qué la iluminación? Por cuanto, los medios periodísticos del día de ayer nos trajeron informaciones demoledoras, deprimentes y lamentables, referidas todas ellas a la podredumbre que ha infectado una parte de la curia de la iglesia católica, de modo que, enterados de tales hechos, los católicos debiéramos abstenernos de entregar nuestros diezmos a la iglesia (si no me equivoco el 50% de lo recaudado va a Roma), sino, como en el caso  presente, cuidando  que sirvan para fines específicos y ajustados a las enseñanzas y mandatos de Jesucristo.

¿En qué parábola, carta o evangelio se dice que los cardenales deber morar en Roma cual príncipes y/o zares habitando viviendas suntuosas y rodeados de lujos y sirvientes? Creo que tal enseñanza jamás fue impartida. Sin embargo, la brutal y demoledora información aparecida en la edición de “El Comercio” del día de ayer, vía  entrevista al periodista napolitano Emiliano Fittipaldi, resumida en su frase “El único con vida austera en el vaticano es Francisco”, me ha impresionado profundamente y llevado a  la siguiente reflexión:

Si hasta los vicarios de Jesucristo en la tierra han sido carcomidos por el nefasto y maligno germen de la corrupción, ¿cómo vamos a ser tan ingenuos de confiar en la caterva de hombres y mujeres, comunes y corrientes, en cuyas manos ponemos la administración del Estado, el impartir justicia, el dictado de leyes y, también, el velar por nuestra seguridad?


Cuando en misa pasa frente a nosotros el cepillo, antes de depositar  algún billete o moneda, recordemos el siguiente hecho:

“El Vaticano tiene cerca de 5 mil departamentos en Roma, un  valor de mercado de casi 4 mil millones de euros”

Entonces, me pregunto, ¿no debiéramos más bien entregar nuestro óbolo a algún obvio necesitado que encontremos en la vía pública?




Mas, para peor, tal no ha sido la única infausta noticia, por cuanto el Sodalicio de Vida Cristiana - de cuyas filas proviene nuestro actual Arzobispo -, hizo pública Mea culpa separando a su fundador, Luis Fernando  Figari Rodrigo, por acusaciones de abuso sexual, tema que ha estado mucho tiempo en el tapete hasta que reventó al ser  imposible seguir escondiéndolo debajo de la alfombra.

“Alessandro Moroni Librés, superior general del SVC, pidió perdón en un mensaje difundido ayer en redes sociales sobre el caso de pederastia que involucra a varios miembros de su organización, empezando por su fundador, Luis Fernando Figari Rodrigo”

En este caso llueve sobre mojado, como ya lo he referido en otras oportunidades, por cuanto este grupo religioso, de acuerdo a las tropelías que ha perpetrado en nuestra tierra relacionadas con inversiones propias de comerciantes e inversionistas antes que de hombres de Cristo, me traen a la mente la oportunidad en que Jesucristo ingresó indignado al templo echando del mismo a los mercaderes.

En mi opinión, este grupo más que amar a Cristo ama el mercado.