DESINTOXIQUÉMONOS HABLANDO DE FÚTBOL
(Piura, 04 abril 2016)
Luis Gulman Checa
A juzgar por el rendimiento del equipo
peruano en la última fecha doble de las clasificatorias al mundial de Rusia
2018, logrando un solo punto cuando pudieron haber sido 04 o 06; nuestras posibilidades de clasificar están vivas y coleando.
Primero aceptemos que el destino/providencia
juegan un papel: ningún equipo local ganó, incluidos el puntero e invicto
Ecuador y y el laureado Brasil, de modo que el empate con Venezuela en Lima, se
ajustó a dicha línea.
Empecemos por el D.T., Ricardo Gareca. A
juzgar por la fenomenal mejora del rendimiento del equipo entre el primer
partido (muy malo) y el segundo (muy
bueno), R.G. demostró varias facetas importantes: “sabe ver”; “no es terco”;
“parece haberse convencido del aserto los viejos a la tumba..” y, “no se
equivocó con ninguno de los que envió al
campo”.
Ojo: el comentario anterior se funda no solo
en las variantes que ordenó para el
partido frente a Uruguay en Montevideo, sino también a las realizadas en el
segundo tiempo del jugado en Lima ante Venezuela.
¿Cómo pudo jugar tan mal el equipo peruano hasta que los “llaneros” se pusieron arriba 2
a 0? ¿No era acaso que eran ellos quienes afrontaban mil problemas, desde
renuncias de jugadores hasta enfrentamientos entre éstos y dirigentes? Sin
embargo, en el campo vimos un equipo granate firme, organizado, jugando muy
bien el balón, es decir, virtualmente, borró del campo al equipo peruano el
que, literalmente, no daba pie con bola.
Pero la razón no era que los venezolanos
parecían copia y calco del Barcelona en su máximo rendimiento sino que,
inexplicablemente, no tenía un rival en el campo al ser nuestro equipo un fantasma
ambulatorio.
No hay duda alguna que el único responsable de
la desastrosa actuación del equipo peruano hasta que el marcador se puso 0 - 2, fue el D.T., por
cuanto envió al campo un ¿equipo? muy mal armado y, para peor, incluyó varios
jugadores que, por diferentes razones, no estaban en condiciones de jugar.
Para terminar de comentar el partido en Lima,
Perú debió ganarlo y tuvimos el gol del triunfo en los últimos instantes, el que
no se concretó porque el destino, como ya lo dije, así lo había dispuesto.
Visto bajo otra óptica: si Perú hubiera jugado ante Venezuela como lo hizo días
después ante Uruguay en Montevideo, la goleada que le hubiera endilgado podría
haber alcanzado no menos de 06 goles.
Con la mano en el pecho, preguntémonos, ¿acaso no fue una
injusticia monumental que, con lo sucedido en el campo de juego a lo largo del
partido, los uruguayos se llevaran los 03 puntos?
¡Hubiera sido de la más elemental justicia que el disparo de
Andy Polo lograra el empate!
Reflexión/Digresión: Pocos instantes después que
Claudio Pizarro abandonara el campo lesionado, se produjo el gol de Cavani.
¿Implica ello que era una pieza vital en
el funcionamiento del equipo?
Ojalá Gareca, de una vez por todas, tome
clara consciencia que las vacas sagradas solo existen en la
India, mas no en nuestro equipo.
Una pregunta para los “vendedores de cebo de
culebra”, los reporteros hombres de fútbol:
¿Cuántos goles se ha
“comido” el absurdamente motejado “Depredador”, Paolo Guerrero, en claros mano
a mano con arqueros rivales en los partidos
clasificatorios jugados hasta ahora?