AREQUIPA CON COVID MORTAL

(Piura, 23 julio 2020)

Luis Gulman Checa

Sumamente preocupante que los arequipeños, siempre dando el ejemplo de madurez y amor a su tierra, por propia e inexplicable decisión eligieran a un gobernador, descerebrado e incalificable, equivalente, figurativamente,  a una masiva infección para toda la población al extremo que,  comparado con el Covid, éste  deviene en un mero resfrío.

Con cabeza fría y los pies en el suelo, debemos recapacitar respecto a la reiterada propuesta del suscrito referida a que mientras continuemos bajo el efecto de la maldita “Eleccionitis”, nuestro país continuará yéndose cuesta abajo por la sucesiva, reiterada  y mayoritaria elección de autoridades, locales y regionales ignaras y/o dementes y/o corruptas y/o figuretis o adornadas con todos estos “pergaminos” más los que usted añada.

Empeorando tan lamentable e innegable situación y reconfirmando los nocivos efectos del citado mal, pocos meses atrás el país eligió  un Congreso signado por la crasa ignorancia que afecta a gran parte de sus miembros, lo que significará que el Perú, lejos de remontar la pendiente como esperábamos los inocentes bien pensados, continuará rumbo al despeñadero.

Seguimos con la monserga de referirnos a partidos políticos tal y como si en nuestro territorio realmente existiera una sola agrupación digna de recibir tal calificativo, cuando, la triste y cruda realidad, reflejada en el actual Congreso, ratifica que las agrupaciones así mal llamadas son cualquier cosa menos  partidos políticos.  

Vayamos al otro extremo del país y miremos lo acontecido en nuestra tierra: Piura. ¿Acaso podemos  mofarnos de los arequipeños por haber elegido al tal Cáceres Llica, verdadera y real lacra para Arequipa?

Yo digo que no por cuanto los piuranos, teniendo a nuestra disposición un candidato que bien merecía el calificativo de idóneo, zurrándonos hasta en el más elemental sentido común, optamos por un inepto absoluto, lo cual hubiera podido ser manejable si, además, no hubiera traicionado a Piura vendiéndose o poniéndose al servicio del dueño de APP, César Acuña, como lo prueba hasta la saciedad la presencia de su gerente general, peón de “plata como cancha”.

Sin embargo, como lamentarse sin proponer  salidas u opciones para evitar el colapso total no sirve para nada, y, estando las redes plagadas de ruegos a Cristo, Vírgenes y Santos para que nos salven del maligno Covid, me atrevo a sugerir un ruego:

Señor: Envíanos un redentor como hiciste con Singapur.