UNOS GOZAN Y OTROS SUFREN
(Piura, 07 abril 2021)
Luis Gulman Checa
El
reciente inesperado, milagroso y corto período
lluvioso - equivalente al maná que cayó del cielo - que le “salvó la vida”
tanto a los agricultores que sembraron arroz como a quienes lo permitieron; así
como generó el gozo de los señalados también significó una aleve puñalada para
otros modestos campesinos:
Aquellos quienes en sus
campos de secano (regados únicamente por lluvias), ilusionados creyendo que el
cielo había abierto sus compuertas sin fecha de cierre, se apresuraron a
sembrar y las plantas ahora languidecen.
Tales emprendimientos equivalieron a,
literalmente, echar billetes al desagüe, por cuanto generarán grandes
pérdidas contraídas por personas modestas. Al respecto, me viene a la mente el
vergonzoso lamento de un dirigente del valle del Chira quien, pocos días atrás,
se quejaba amargamente aduciendo haber sido abandonados por el Estado. ¡Qué tal
concha!
Sin embargo, en el caso presente, habida cuenta
que no hubo pronunciamiento oficial alguno respecto a que tales lluvias se
debían a un fenómeno pasajero e inesperado por cuanto el año era seco, me
pregunto: ¿acaso el Estado no estaría obligado a tenderle la mano a estas
personas?
Me expreso con base y fundamento por cuanto
recibí la llamada de un muy buen amigo de Locuto preguntándome si me era
posible ayudarlo a conseguir un tractor para gradear y sembrar su parcela. Mi respuesta:
Olvídate. No te lo
aconsejo. Estas lluvias son una pasajera miada de gato.
Fatalmente, me cuentan, aperecieron infinidad
de tractores y se sembraron cientos o miles de hectáreas, las cuales, reitero, significarán
una enorme pérdida de dinero.
Sigo pensando y me pregunto para qué sirven las
autoridades, supuestamente responsables y competentes, en este caso encargadas
del Agro, las cuales debieron tener en cuenta que las lluvias generarían lo que
realmente sucedió: masiva siembra de terrenos de secano. Entonces, así como
ahora se nos atosiga respecto a las medidas/cuidados a cumplir para evitar el
Covid; ¿acaso no debieron advertir, masivamente, que era sumamente riesgoso
sembrar tales terrenos?