REFLEXIONES SOBRE NUESTRO SISTEMA DE “JUSTICIA”

(Piura, 19 enero 2016)

Luis Gulman Checa

Días atrás, a raíz del proceso penal incoado por la justicia española contra la Infanta Cristina, en su calidad, primero de hija y luego  hermana del rey de España; me puse a reflexionar respecto a la pobre y triste situación de nuestro mal llamado “aparato de justicia”  - a cargo del Poder Judicial y el Ministerio Público -, por cuanto en el país reina la impunidad abierta y descarada, ergo, el “aparato” no sirve para nada y los corruptos y asaltantes del erario se zurran en nosotros.

Para precisar de qué o de cuánto hablamos, el esposo de la Infanta y ella misma están encausados por mal uso m/m 6 millones de euros, lo que nos sirve para apreciar la distancia abismal que en esta materia nos separa de la “Madre Patria”: mientras allá, por tan “nimia” suma procesan a la hija y hermana del rey, acá, en el hijo,  que no puede sacudirse la corrupción, a la Municipalidad de Lima le robaron a la mala 24 millones de soles (Gracias Fritz y que de Dios goces) y no solo nadie pagó por ello sino que el principal responsable volvió a ser elegido alcalde.

Ante el circo o feria en que devinieron ambas entidades, en las que, fatal y obviamente, todo se compra y todo se vende, formulémonos la siguiente pregunta:

¿Acaso existe una sola posibilidad de progresar como nación, con imperio de la equidad y  posibilidades para todos los peruanos, cuando, evidentemente, fuimos inoculados con el virus de la corrupción desde la época de la conquista?

Digresión: La referencia al virus inoculado se sustenta en la serie de libros leídos sobre cómo los administradores coloniales del reino de España, robaban a sus dignas majestades. Sin embargo, es obvio, la península ya sanó.

¿Acaso no habría que ser  “caído de un palto” altísimo para no saber que el Sr. Acuña “abrió la billetera” para patear hacia adelante la fecha para que el Poder Judicial liberteño defina su situación jurídica?

Y el caso del expresidente Alejandro Toledo, caradura y sinvergüenza sin remedio ni parangón, individuo que solo en un país de desconcertadas gentes como el nuestro puede no solo seguir circulando por las calles sino hasta postularse como candidato a presidente de la República; ¿no es clara demostración de  nuestra estulticia?





¿Acaso no es prueba irrebatible que nuestro país cada vez se hunde más profundamente en el vacío, cuando el aparato de justicia, desde que salió a la luz el claro desbalance patrimonial de Alejandro Toledo, agravado por las contradictorias y sucesivas versiones explicando el origen de sus “pestíferos” fondos (Olmos - Odebrecht, entre otros); no ha tomado acción alguna en contra de este obvio delincuente?

Sin embargo, reitero, en el caso del citado expresidente más que por corrupto debe ser despreciado por bruto, porque no otro calificativo puede dársele a quien, sin tener ninguna forma legítima de justificar el origen de los recursos, realizó tan escandalosas, costosas e innecesarias inversiones.


¿Qué importa quién gobierne a partir del próximo 28 de julio mientras continuemos bajo la férula de un podrido “sistema de justicia”?