ANTES DE ENCARAR AL GOBIERNO, MIRARSE AL ESPEJO

(Piura, 11 octubre del 2016)

Luis Gulman Checa

La edición de “Perú.21”, del domingo pasado, apareció  con gran foto de nuestro alcalde y el siguiente texto:

ENCARA AL GOBIERNO

ALCALDE DE PIURA EXIGE RESPUESTAS CONTRA INSEGURIDAD CIUDADANA.

Óscar Miranda demanda al Ejecutivo soluciones tras multitudinaria marcha.

Teniendo en consideración los siguientes hechos:

·         El Alcalde está ahí no porque lo han obligado sino porque él lo quiso.
·         No puede decirse que fue un arrebato, sino firme convicción, al haber sido elegido en la segunda intentona. Ergo, moría por el cargo.
·         En su calidad de piurano y viviendo en la ciudad, conocía perfectamente cuáles eran los males que la asolaban. Entonces,  debemos  suponer, estaba preparado para aplicar las medidas que sabía eran indispensables para civilizarnos.
·         Obvia y naturalmente, tenía que contar con un equipo idóneo de primera clase  para llevar a cabo la ímproba tarea que él mismo se había buscado y/o auto impuesto, con el laudable propósito de adecentarnos.

Si las consideraciones planteadas ut supra fueran racionales y, habiendo transcurrido 21 meses desde que nuestro alcalde asumió el cargo, ¿cuál sería nuestra respuesta al ser requerida nuestra opinión acerca de las medidas aplicadas por el gobierno local buscando civilizar/adecentar nuestra existencia?

La del suscrito sería la siguiente:

¿Cuáles medidas?

Es decir, simple y llanamente, además de declarar una inútil, estéril y vana emergencia en el transporte, que no sirvió para nada; no hubo ni la más mínima señal  reveladora de la existencia de una auténtica y eficaz política para desterrar la inseguridad.




Para colmo de males, la inseguridad es originada por la delincuencia,  la cual, como es ampliamente sabido, se divide, a grandes rasgos, entre la común y la de saco y corbata. Lo expresado líneas arriba se refiere a la inacción de la autoridad local contra la delincuencia común. Sin embargo, en forma increíblemente atentatoria contra el desarrollo y progreso de nuestra ciudad, la misma autoridad municipal, aparentemente agachando la cabeza, probablemente por amenazas directas o veladas de la de saco y corbata, ha dejado en suspenso la construcción de un hotel con argumentos vergonzosos y absolutamente carentes de sustento técnico,  argüidos por individuos de   dos por medio.

Pregunta final para nuestro alcalde:


¿Los tiene o no bien puestos?