SAQUEMOS PROVECHO DE LA CRISIS HOSPITALARIA

(Piura, 26 0ctubre del 2016)

Luis Gulman Checa

Siendo los piuranos mayoritariamente católicos, comparemos la desastrosa situación de nuestros hospitales con un  hombre que ha perpetrado todos los pecados mortales conocidos, es decir, su alma casi tiene un lugar reservado en el sector más caluroso y tormentoso del infierno donde, según las Sagradas Escrituras, purgará atroz condena, por los siglos de los siglos, por haberse zurrado en la Divina Ley de Dios en el curso de su vida terrena.

Los hospitales, según las informaciones, están en la misma situación que el alma del aludido pecador, por cuanto, quienes estuvieron  al frente de los mismos perpetraron todos los “pecados” en los que puede caer un burócrata, sintetizados en dejar hacer y dejar pasar todas las deficiencias e inconductas habidas y por haber, importándole, única y exclusivamente, recibir su mesada puntualmente.

¿El pecador descrito al inicio no tiene ni una posibilidad de escapar al tormento eterno del infierno? Claro que sí, pues Nuestro Señor, bondadosamente, puso a nuestra disposición el sacramento de la Confesión, en virtud del cual, a pesar de las atrocidades que hallamos cometido, podemos dejar nuestra alma tan limpia como la de un recién nacido.

Sin embargo, como a Dios no podemos engañarlo - como sí hace tanto burócrata (incompetente, sinvergüenza, deshonesto)  con la complaciente, corrupta  y/o “caída del palto” autoridad que lo designa - la confesión tiene que ser SINCERA,  implicando ello los siguientes requisitos:

·         Examen de consciencia.
·         Arrepentimiento real y sincero por los pecados cometidos y
·         Contrición o firme propósito de no cometerlos nunca más.

Entonces, volviendo al real pecado mortal que significa la crisis hospitalaria que padecemos y si de verdad queremos superarla y que los hospitales sean en el futuro un dechado de perfección y buen manejo, demos los mismos pasos necesarios para alcanzar la salvación de nuestras almas a través de la Confesión:

·         Analicemos e identifiquemos todas las barbaridades perpetradas por los responsables que originaron la actual crítica situación.
·         Reconozcamos y arrepintámonos por todas ellas sancionando y/o, por lo menos, poniéndolos en evidencia y

·         Hagamos el firme propósito de no permitir NUNCA MÁS que las autoridades competentes utilicen los cargos públicos para pagar favores y/o “deudas” contraídas en campañas electorales putrefactas.