CRISIS HOSPITALARIA: EL QUE NO LLORA NO MAMA

(Piura, 17 octubre del 2016)

Luis Gulman Checa

En los últimos días, como por arte de magia, los hospitales de la región,  abrupta e inesperadamente, colapsaron. Al menos tal es la información que llegó a la ciudadanía a través de los medios: no solo carecen de médicos, personal auxiliar, medicinas, insumos, sábanas, colchones, camas, equipos, etc., sino que, increíblemente, adeudan remuneraciones a su personal,  es decir, son un desastre total y la salud pública, en la práctica, dejó de existir.

Ante esta realidad, lo natural sería preguntarnos quién y por qué  tiene la responsabilidad por tan aciaga situación.  La respuesta del suscrito:

Los funcionarios responsables del funcionamiento de tales establecimientos por incompetencia absoluta e incapacidad total para GESTIONAR debidamente las entidades a su cargo.

El peor funcionario es aquel que se rige por la máxima que signa el desempeño de la inmensa mayoría de burócratas:

Mientras menos notorio sea, mejor para mí, pues nadie me señalará ni mencionará y continuaré calmado y tranquilo en mi puesto cobrando cada fin de mes aunque la entidad se vaya a la mismísima m…….

Evidentemente, tal definición calza con las características que habrán tenido quienes arruinaron tales centros de salud, por cuanto, de haber sido funcionarios auténticos y comprometidos, los hospitales estarían  operando a plenitud.

Por si acaso, el suscrito se expresa con conocimiento de causa por cuanto tuvo la suerte de ser parte de un equipo que recibió una entidad en estado similar al que muestran los hospitales y, a base de gestión, compromiso y honradez, este grupo de personas logró convertirla  en moderna, eficiente y, casi, modelo de empresa pública.

Me refiero a Electronoroeste S.A., no solo para hacer recordar que las entidades púbicas, cuando están en buenas manos, funcionan de lo mejor, sino, especialmente, para rememorar a dos personas, yugoslavo - piuranas, que fueron fundamentales en dicho equipo y ya no están entre nosotros: Yasna Sotelo y Aleksandar Milojevic, sin cuyo concurso no hubiera sido posible realizar tan formidable tarea.



ENOSA, como los hospitales ahora, también era un desastre: la casi totalidad de grupos electrógenos de Piura y Tumbes no funcionaban y muchos estaban despanzurrados, no tenía vehículos, medidores de energía, transformadores, líneas de transmisión y muchas otras carencias, por lo que el servicio de energía eléctrica en Piura y Tumbes, era pésimo.

Sin embargo, casi a la velocidad del rayo, todas las plantas a su cargo volvieron a contar con el 100% de la potencia instalada de sus grupos térmicos, sus clientes dispusieron de su propio medidor de energía para pagar lo que les correspondía, se instalaron cientos de transformadores para que cada cliente recibiera la energía en la tensión debida de modo que los artefactos funcionaban correctamente y los focos brillaban, el alumbrado público dejó de ser una  quimera y, etc. y etc.

Ello fue posible por cuanto dicho equipo estuvo conformado por funcionarios auténticos, aquellos que al asumir un cargo actúan como un soldado al ser destinado a un frente de batalla: debe estar atento y vigilante para liquidar a la mayor cantidad de enemigos que le sea posible,  cuidando su propia vida.

Pero, dirá usted estimado lector, ¿contra quién va a guerrear el funcionario?:

Contra la burocracia de todo orden y jaez, mas no utilizando armas letales, sino inteligencia, tino, sentido común y, aunque parezca mentira, hasta simpatía.