ASESINANDO EL IDIOMA
(Piura, 22 diciembre 2020)
Luis Gulman Checa
Siempre he considerado que nuestro idioma es
sumamente rico disponiendo de palabras para escoger cuando se desea trasmitir
una idea o concepto. Así, el reconocido aserto que dice “Una imagen vale por mil palabras” no implica que un escrito no
pueda ser tan certero como una imagen.
Me motiva el deceso de dos personas a
consecuencia del control policial, obligado e imprescindible, dispuesto a raíz
de las protestas desatadas luego de la defenestración del presidente Martín
Vizcarra y asunción de Manuel Merino. Como es público, dos jóvenes perdieron la
vida, aparentemente, por disparos de perdigones realizados por policías, siendo
chocante, según mi parecer, que varios opinantes califiquen el hecho como asesinato
policial.
Asesinar: RAE
“Matar a
una persona con premeditación o con otra circunstancia agravante”.
Ejemplo claro e indiscutible de asesinato, al alcance de cualquier mente, es el de un
sicario que recibe un pago en metálico para matar una persona tomando las
providencias del caso y, alevosa y traidoramente, le clava varias balas en el
cuerpo quitándole la vida, ahí sí, asesinándolo.
Así, entonces, quienes acusan de asesinos a los
policías, están afirmando que los agentes del orden, alevosa, cruel, abusiva e
injustificadamente salieron a las calles
en busca de los occisos disparándoles y convirtiéndolos en héroes de la
patria porque habrían dado la vida en defensa de sus principios, a la altura,
por ejemplo, de Francisco Bolognesi, también muerto en defensa de sus ideales.
Digresión:
¿En algún libro de historia se ha expresado que
el héroe inmolado en Arica fue asesinado
por los chilenos?
Pero, preguntémonos: si los policías salieron a
la calle con órdenes precisas (según afirman algunos) de matar estando
concientizados para ello, ¿acaso es racional creer que tan solo dos víctimas,
teniendo tanta “carne” a su disposición, fueron suficientes para aplacar su
infinita ansia de hacer correr sangre?
Personalmente califico lo acaecido como un
ACCIDENTE consecuencia de la batahola desatada por los protestantes, causa y
origen de la represión o control policial (como sucede en todo el mundo),
imprescindible para prevenir hechos vandálicos derivados de asonadas similares,
por cuanto, descontando que en la masa haya protestantes de buena fe, solo Dios
podría saber cuántos delincuentes de la peor especie aprovechan la oportunidad
para saquear, lo cual, como cualquiera entiende, no puede ser permitido, razón
de la acción policial y/o de la Fuerza Armada si el caso lo ameritara.
Imagine, estimado lector, cómo sería nuestra
vida si, siguiendo el ejemplo de los vándalos quienes, imitando a los “limeños”,
vienen cortando el tránsito en carretas sin ser vaporizados (en el sentido de
liberar el tránsito); todo aquel que se sintiera inconforme, zurrándose en el derecho de los
ciudadanos sin vela en ese entierro, siguiera tan deplorable e
irracional ejemplo.
Dios no lo quiera, sin embargo, me pregunto qué
haría uno de quienes tildan de asesinos a los policías si, saliendo de su domicilio
acompañado de una hija hablando por celular fuera atacado por dos raqueteros en
motocicleta arranchándole el aparato a la joven, tirándola al suelo pasándole
la moto por encima y, un policía camuflado vestido de civil rondando la zona,
tomara su pistola y descargara la cacerina sobre los delincuentes dejándolos muertos
y sangrantes sobre el pavimento.
¿Lo acusaría de asesino
por omitir darles el alto y disparar al aire antes de acribillarlos?