ESPULGANDO  A  PETROPERU

 

(Piura, 21 febrero 2021)

 

Luis Gulman Checa

 

Me motiva el artículo escrito por el Ing. Químico Juan V. Boggio Luna publicado en “Semana” de la fecha explicando las razones por las que PETROPERÚ es una empresa estratégica, lo que debe interpretarse como vital y/o insustituible para el aprovisionamiento y distribución de hidrocarburos en nuestro país, por cuanto mi opinión, en calidad de ciudadano peruano del montón dotado de memoria y sentido común, es que su creación implicó una catástrofe que, desde el primer día, viene sangrando el erario  sin misericordia.

 

Este engendro - hijo del malhadado Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada que usurpó el poder en octubre del año 1968 - vio la luz al son de la corriente en boga que, con el falaz argumento de poner en marcha la lucha social privando de su riqueza a los ricos para distribuirla equitativamente entre las personas menesterosas y, también, recuperar las formidables riquezas nacionales en manos de explotadores extranjeros, como, por ejemplo, el petróleo talareño; destrozó la economía nacional arruinando todas las actividades productivas, incluida la referida a la explotación de hidrocarburos, habiendo implicado, estoy seguro de ello, no solo un perjuicio superior al causado por los envidiosos chilenos el siglo ante pasado sino, para peor, los supuestos beneficiados, los menesterosos, quedaron desamparados.

 

Analicemos cómo variaron las condiciones de vida de los talareños tras la ¿heroica y valiente toma de Talara con soldados y carros de combate? que echó de nuestra tierra al abusivo y prepotente explotador norteamericano:

 

Mientras bajo el “yugo opresor” estaban perfectamente abastecidos de agua, energía y eléctrica y gas en sus domicilios, además de total cobertura de salud; a consecuencia de la aparición del maldito engendro, ahora reciben agua potable a cuenta gotas.

 

Asimismo, mientras antaño un puñado de “gringos” con contados nacionales se encargaban de abastecer de combustible a todo el país, el citado engendro devino en un auténtico e insaciable ogro burocrático cuyo emblema lo constituye el monumental edificio construido ad hoc en la capital significando un brutal e insaciable barril sin fondo jodiendo la economía nacional.

 

Agravando el perjuicio se construyó un costoso oleoducto que en sus mejores épocas transportó una ínfima cantidad de petróleo en relación a su capacidad de diseño, además de haber generado conflictos sin fin con comunidades. En resumen, resultó un real elefante blanco.

 

¿La última perla? El monumental robo implícito en la remodelación en marcha de la refinería de talara.