SUPINA COBARDÍA
(Piura, 11 febrero 2021)
Luis Gulman Checa
La vergüenza y el desánimo invadieron mi
espíritu tras comprobar que soy un cobarde - la otra cara de la medalla de Alfonso Ugarte
o José Olaya - al ser incapaz de llevar
a cabo una simple, sencilla y necesaria acción que no entrañaba el menor
peligro para mi existencia:
No fui capaz de
romperle las lunas a martillazos (que estuvo en mis manos varios minutos) a un
automóvil VW Gol azul oscuro de placa P2X-102, el cual atronaba el espacio jodiéndole
la vida a las personas con los desagradables chirridos emitidos por una maldita
sirena.
Soporté m/m 40 minutos semejante tormento
optando por venir a la computadora, de modo que desconozco cuán larga habrá
sido tal “sinfonía”. Sin embargo, este hecho aparentemente banal e
intrascendente, es útil por ayudarnos a extraer algunas conclusiones:
·
Cada
vez se multiplican quienes, zurrándose en el prójimo como lo prueba fehacientemente
el hecho relatado, atentan contra el orden y la tranquilidad a pesar de
aparentar ser cultos y educados.
·
Asimismo,
reconfirma la inutilidad de instalar tales aparatos por cuanto, supuestamente,
su razón de ser es alertar cuando algún delincuente trata de robarlo
activándose la sirena para que el propietario acuda presuroso. Si lo afirmado
es razonable, preguntémonos, ¿dónde diablos estaba y/o cómo fue posible que el propietario
del auto que estaban robando, no acudiera de inmediato a velar por su
patrimonio?
·
El
caos, desorden y absoluta falta de autoridad cada vez se agudizan en nuestra
antaño vivible ciudad de Piura. ¿Acaso es aceptable que ante tremendo atropello
contra la tranquilidad pública no apareciera un sereno ni, tampoco, ninguno de
los cientos de jovencitos bien uniformados que la MPP ha sembrado por la
ciudad? Olvidaba a la PNP, sin embargo, para nuestra desgracia, la entidad
viene atravesando una crisis existencial de la que, Dios quiera, se recupere.
Pensando en quien propinó un puñete a un
congresista y está enfrentando una acusación fiscal solicitando se le impongan
10 años de carcelería, me pregunto, ¿cómo hubiera reaccionado la fiscalía si el
suscrito hubiera tenido los huevos suficientemente calientes para romper todos
los vidrios del auto?