LLUVIAS ASESINAS

 

(Piura, 16 marzo 2021)

 

Luis Gulman Checa

 

Las malditas y criminales lluvias, engendros de Satanás, volvieron a segar vidas, en este caso, la de un adolescente al provocar en nuestras serranías el vuelco de una camioneta lanzándola a una hondonada de 300 metros. La trampa colocada por estas asesinas estuvo disimulada en el barro acumulado en la vía dejando indefenso al conductor quien no pudo evitar la caída.

 

Tan infausta noticia fue propalada, como era de rigor, en la portada de la edición de “Correo” de la fecha:

 

TRAGEDIA

CONTINÚAN LAS LLUVIAS EN LA REGIÓN PIURA

 

¿Quién podría descifrar lo que se cocina en nuestras mentes? Pocos días atrás, cuando, estúpida e irracionalmente, se había plantado arroz en áreas atendidas por los reservorios casi vacíos, los pedidos y ruegos al Señor, Santos, Vírgenes y Cruces para que el cielo abriera sus compuertas y las lluvias llegaran a darnos vida, brotaban de nuestras almas. Sin embargo, habiendo sido oídos y bendecidos por ellas;  maldecimos, lloramos y nos quejamos por los graves daños y perjuicios, incluidos crímenes como el señalado, originados por las, ahora, malditas y criminales lluvias.

 

Los absurdos que venimos observando, como el señalado, me recuerdan que el progreso también vino con carne y hueso, pues no otra cosa puede decirse cuando algo tan natural y vital para nuestras vidas como son  los períodos lluviosos sean causa de tan incalificable desmadre.

 

Antiguamente, los pobladores de las serranías, sabedores que tal época traía aparejado aislarlos de la costa, oportunamente se aprovisionaban de los insumos imprescindibles de los que no disponían, como, por citar uno solo, la sal. Así, entonces, se la  pasaban tranquilos y aprovechando las lluvias para sembrar sus campos, figurativamente, sin muertos ni heridos.

 

Asimismo, las comunicaciones se mantenían, m/m, como en la época de las palomas mensajeras, es decir a años luz de la situación actual con las (¿malditas o benditas?) redes sociales y  la proliferación de medios de variada naturaleza difundiendo, sin orden ni medida, disparates e infundios.

 

Un ejemplo demostrativo de lo afirmado lo vemos en algunos locales, supuestamente, a cargo de seres pensantes mostrando sacos llenos de arena en sus puertas de acceso. ¿Podrá concebirse acción más ridícula e irracional? Sin  dejar de lado que los responsables de tales acciones se estarían zurrando en la salud y bienestar de sus clientes, quienes, siguiendo la moda de circular hablando por su teléfono celular,  podrían despatarrase, con graves consecuencias, si tropezaran con una de estas virtuales trampas.