SE ACENTÚA EL DESMADRE
(Piura, 06 marzo 2021)
Luis Gulman Checa
Díganme, estimados, ¿al sentir molestias en el
oído acuden, presurosos, a un zapatero remendón o a un médico otorrino laringólogo?
La respuesta es tan obvia que la pregunta deviene en necia hasta la temeridad
por lo que ustedes se preguntarán que mosca me picaría para plantearla.
Ni más ni menos que una llamada en la portada
de “El Tiempo”, edición de la fecha, anunciando una entrevista:
“No creo que la
pandemia esté controlada en Piura, está viva”
Arzobispo Eguren pide al gobernador estudio sobre situación
real del oxígeno.
Con todo el respeto que merece el jerarca del clero en nuestro territorio, ¿qué
preparación, conocimientos o experiencia tiene respecto a tema tan complicado como
el relacionado con la salud pública asolada por un maldito virus llegado de la
China que tiene de cabeza a los realmente entendidos en el tema?
Si ustedes, estimados, fueran inquiridos respecto
a qué opinión les merece el comportamiento del párroco, digamos y si existiera,
de Cristo Nos Valga, ¿osarían responder o dirían que no tienen la menor idea al
respecto? Sin dejar pasar, obviamente, la incalificable actitud del
periodista/medio de difundir opiniones de personas no calificadas como si
fueran bulas papales.
Para agravar la situación, siendo conocida la
incapacidad del gobernador hasta por los pocos pollinos que aún ambulan por
estas tierras, al formularle una demanda pública, el Arzobispo - imitando a los
incontables politiqueros de dos por medio, como merece calificarse la GRAN MAYORÍA de los actuales en la partida
para llegar al Congreso -, en mi opinión no hizo otra cosa que echar más
leña al fuego de la hoguera que nos está consumiendo por haber perpetrado el
crimen de elegir no solo a un incompetente, sino, peor aún, por haber
convertido nuestra tierra en feudo del impresentable e indefendible César
Acuña.
Pensemos sobre la gravedad del hecho que
personas cuyo insoslayable deber es promover la paz y la concordia en la
población, tarea ineludible del Arzobispo, se
sumen a la multitud desbocada e incontrolable pretendiendo, irracional y
desaprensivamente, apagar el incendio arrojándole gasolina.
¡Qué distinta y
respetable hubiera sido la siguiente declaración del prelado!
Hijos de Dios: no
pierdan la confianza que Nuestro Señor nos protegerá de este virus, sin
embargo, sean prudentes y respetuosos de las disposiciones vigentes para
enfrentar esta pandemia.