AL APRA LE QUEDA UN HÁLITO DE VIDA

(Piura, 24 diciembre 2017)

Luis Gulman Checa

Cuando temíamos que el antaño partido del pueblo desaparecería, como furgón de cola de Keiko y su recua, en la cloaca representada por el abominable Golpe de Estado contra el legítimo gobierno liderado por PPK; sin duda debido a arduas negociaciones de Víctor Raúl y Ramiro (costumbre adquirida en vida) con el Espíritu Santo, apareció la paloma redentora en el por ahora pestífero recinto del Congreso de la República para iluminar a Luciana León y Jorge Del Castillo quienes - siguiendo el ejemplo de su maestro, quien, fiel a poner por delante de cualquier interés o apetito la preservación de la democracia,   llegó al extremo de apoyar a Manuel Odría el año 1962 - se negaron a seguir el designio de los incalificables anti peruanos que apoyaban la ruptura del orden democrático. 

La opción escogida por ambos congresistas generó una reacción de su colega (a) perro de chacra, que no tengo claro si es para reír o llorar:

EL APRA somete a disciplina a León y Del Castillo.

Congresistas votaron en abstención por el pedido de vacancia del presidente Pedro Pablo Kuczynski.

“El partido aprista informó que se tomarán medidas disciplinarias contra ambos parlamentarios por haber hecho caso omiso al mandato de las bases apristas de todo el Perú reunidas en su 62° Plenario Nacional y, también, por no haber respetado el acuerdo de “los compañeros parlamentarios” (quienes votaron a favor se han mudado al carro de Keiko) de votar a favor de la vacancia presidencial”.

¿Bases apristas de todo el Perú? ¿Acaso estos pobres diablos no se han enterado que el partido, por obra y gracia de su adorado AGP se difuminó, evaporó y cuasi desapareció del Perú?

Estimados lectores, reflexionemos haciendo trabajar nuestra memoria remontándonos al período de gobierno 1985 - 1990:

¿Acaso, cuando en 1987, el cuasi desquiciado AGP decretó la expropiación de la Banca en el Perú, no fue el Senado de la República, con mayoría aprista, quien impidió semejante insensatez?

A todos los infelices auto designados dirigentes del cuasi difunto partido aprista, les recuerdo que un parlamentario, antes que a cualquier consigna, se debe, única y exclusivamente,  a los dictados de su propia consciencia.


Ruego a Dios que Luciana y Jorge sean la semilla de la que brote un partido sano y renovado,