KENJI: ¿EL ÁNGEL
REDENTOR?
(Piura, 01 diciembre 2017)
Luis Gulman Checa
Sin el menor afán de zaherir, insultar o
imprecar sino, simplemente, considerando la peligrosa espada de Damocles
representada por Keiko y su recua pendiendo sobre la cabeza de la
gobernabilidad; aparece, cual brillante luz al fondo del oscuro túnel de angustia
e incertidumbre, Kenji, el benjamín, el engreído y, a todas luces, el hijo que
más amó a su padre.
Está más claro que el agua que Fuerza
Popular, el actual fujimorismo (viene de Alberto Fujimori mas no de Keiko),
ha entrado en un proceso indetenible de ruptura/disgregación/parcelación entre
Keiko y Kenji, lo cual, dada la incalificable chabacanería, prepotencia e
ignorancia de tantas de las acémilas, deviene en una formidable
buena nueva para el país.
Una demostración palpable de que la situación
de ruptura es indetenible, la hallamos en la declaración del ¿connotado? integrante
de la recua, Miguel Torres, integrante de la comisión de disciplina
que suspendió a Kenji e hijo, a su vez, del preclaro
responsable de la interpretación auténtica que llevó a destapar la podredumbre del régimen por “atornillarse”
en el poder:
“Kenji, si su mente
fuera capaz y tuviera alguna idea, debiera exponerla al interior de la bancada”.
(*)
Estimado lector, ¿se ha puesto usted a pensar
a qué niveles de degradación podría llegar la política en el Perú si nuestros “Maduros” continuaran siendo del nivel
de los Becerriles, Alcortas, Salaverrys o Letonas?
Es una lástima que Kenji solo haya sido
suspendido por cuanto su expulsión hubiera sido ideal para la inmediata
implosión/reducción de la recua, lo que hubiera aquietado las
aguas tumultuosas sobre las que venimos navegando por la desgraciada composición
del Congreso.
¿Cuántos de los actuales miembros abandonarán
la recua,
dejándola reducida y maltrecha, para alinearse tras Kenji y su discurso
absolutamente opuesto al cargado de cizaña, odio y resentimiento de su
incalificable hermana?
Sin embargo, a Dios gracias, la única luz en
el horizonte no solo es la que irradia Kenji,
pues también se asoma otra que podría ser de una intensidad devastadora
que pondría al alcance de nuestra vista la podredumbre
moral y perversidad de personas que, hasta ahora, navegan bajo la bandera de la
santidad:
El solfeo de Jorge
Simoes Barata
(*) Editada.