LA PAISANA JACINTA
Y EL RACISMO
(Piura, 04 diciembre 2017)
Luis Gulman Checa
Empiezo precisando que el racismo - entendido
como el desprecio de un ser humano a otro por algunas características físicas
distintas a las propias - es un sentimiento inconcebible/inaceptable en un país
como el nuestro conformado por diferentes razas, por lo que, como es natural,
desde que adquirimos uso de razón todos, sin distinción de origen o color,
hemos mirado a quienes nos rodeaban como seres humanos y, de acuerdo al
catecismo que debíamos aprender de memoria; creados a imagen y semejanza de
Dios.
Sin embargo, sin duda deben existir racistas tan igual como hay, fatal y
lamentablemente, sicarios, proxenetas, narcotraficantes, pedófilos,
prevaricadores, corruptos y corruptores, etc., por cuanto el ser humano es
imperfecto por naturaleza, de modo que, bien mirado, hay muchas taras
difundidas entre nosotros más
nocivas/mortíferas que el racismo.
Me motiva un artículo de Federico Chunga
Fiestas publicado en la edición de SEMANA del día de ayer, auténtica e implacable
catilinaria en contra de la película “La Paisana Jacinta en busca de Wasaberto”,
que considero absolutamente descomedido
por cuanto la película es una simple caricatura.
Quizá el señor Chunga no ha sido asiduo
visitante, por ejemplo, del Mercado Mayorista de Lima, La Parada, en virtud de
su profesión como hombre de leyes, por cuanto ahí hubiera podido reconfirmar la
existencia de numerosas “Paisanas
Jacintas” justa y realmente
coronadas con diversos títulos:
·
La
reina de la papa.
·
La
reina del zapallo.
·
La
reina del tomate.
·
Etc.
Asimismo, aunque no me consta, en la sierra
sur del país también deben abundar imperando/reinando en el contrabando que
llega de Bolivia (las Culebras famosas) y, sin duda en la minería ilegal, de modo que, al
contrario del pensamiento del señor Chunga, abundan las “Paisanas ..” envidiables por prósperas, competentes e
inteligentes.
El señor Chunga, según parece, no tiene conocimiento
de la existencia de una historieta chilena llamada “Condorito”, al haber escrito lo siguiente:
“Si mañana JB crease
un personaje llamado “El Roto”, con el que trate a un chileno como trata a la
mujer indígena, tengan por seguro que la embajada de Chile actuaría de
inmediato…”
Resulta que la caricatura de la mujer andina,
por parte de JB, es un juego de niños comparado con el trato que la historieta
chilena dispensa al “Roto”.
Finalmente, también
hay un personaje llamado Titicaco y,
hasta donde tengo conocimiento, jamás los gobiernos de Perú o Bolivia
levantaron su voz de protesta.