LLUVIAS E INGENIERÍA
(Piura, 30 diciembre 2019)
Luis Gulman Checa
Sin lugar a dudas las cosas no funcionan en
Piura. ¿Prueba de ello? Habiendo caído sobre nuestra ciudad una precipitación
de 12.5 mm en el lapso de varias horas, de modo que solo un demente/descerebrado
podría aplicarle el calificativo de torrencial, debiendo, por lo contrario, recibirla
como un regalo de Dios en este desierto ávido por agua vivificadora; los
medios, escritos y televisivos, prendiéndose como perros hambrientos de un
hueso y/o tomando el rábano por las hojas; se han refocilado exponiendo las
zonas/áreas ciegas y/o sin drenaje mostrando bellas y extensas lagunas
utilizando calificativos como DESSATRE y/o PIURA SIN REMEDIO.
Por ejemplo, por ahí apareció la fotografía del
tramo de una flamante avenida bautizada con el nombre de un exalcalde,
realmente esplendorosa mostrando moto taxis y vehículos varios cual gráciles
lanchas surcando las aguas de un mar en movimiento. Sin embargo, tal situación
no es achacable a la furia desenfrenada de la naturaleza, sino, única y
exclusivamente, a la bestia que, ostentando sin duda un título de ingeniero,
diseñó la obra tal y como si Piura fuera un desierto en el que jamás llueve.
La refrescante lluvia sirvió para poner,
nuevamente, en la palestra el concepto OBRAS DE PREVENCIÓN, en el sentido que
las mismas brillan por su ausencia. Reconozco mi desconcierto ante el citado
reclamo por cuanto, me pregunto, ¿qué obras
de tal naturaleza, salvo los consabidos techos, se requieren para que lluvias como
la comentada no generen daños ni inconvenientes?
La mejor y/o única prevención válida y eficiente
es CONSTRUIR OBRAS DE CALIDAD, es decir, que así el cielo, literalmente, se
venga abajo, no ocurrirá inconveniente alguno, tal y como sucede en miles de
ciudades, incluidas muchas cercanas a Piura, por cuanto el agua discurrirá por
canales/drenes previstos para ello de modo que, terminado el aguacero, el suelo
estará brillando y reluciendo sin charcos ni lagunas.
¿Qué sentido tendría que, un vecino, por
ejemplo, del Malecón Eguiguren, se lamente y clame a las once mil vírgenes por cuanto,
tras la lluvia, la “vía” quedó encharcada e intransitable, si el mismo está
tirado y abandonado desde años atrás sin que la autoridad ¿competente? disponga
construirlo con CALIDAD?
Hablando de calidad y, salvo error ú omisión,
la avenida Sánchez Cerro, cuya remodelación/modernización estuvo a cargo de una
empresa reputada y con experiencia, aparecía impecable luego de la lluvia.
Finalmente:
¿Preferimos algunos
inconvenientes generados por las lluvias o una espantosa y atroz sequía?