PIURA LINDA Y PRECIOSA
(Piura, 24 diciembre
2019)
Luis Gulman Checa
Acabo de constatar que los piuranos recibimos
un lindo regalo de Navidad ofrecido por nuestro alcalde: Transitar por el
centro de la ciudad como la señera avenida Grau o la esplendorosa Plaza de Armas
es un placer indescriptible, solo comparable, imagino, a los relatos de las Mil
y una Noches.
Es increíble la forma como brillan y
resplandecen las aceras, no solo limpias e inmaculadas, sino con sus
superficies perfectas de modo tal que es posible trasladarse sobre ellas con
los ojos cerrados al tener la absoluta seguridad que no hallará obstáculo
alguno que dificulte su transitar.
Ello no es todo al ser posible caminar cuadras de cuadras sin encontrarse con un
vendedor ambulante obstaculizando el tránsito peatonal como sucedía antaño, es
decir, antes que, sin duda guiados por el Espíritu Santo, tuvimos el acierto de
elegir a nuestro actual alcalde. No solo
ellos desaparecieron sino también la gran cantidad de familias de exiliados venezolanos
que antaño inundaban la ciudad al verse obligados a mendigar mientras
conseguían un trabajo digno y bien remunerado que les permitiera subsistir. Sin
duda ello se debe a alguna acción desplegada por la municipalidad ofreciendo
sustento y alojamiento temporal a tales personas.
¿Recuerdan la basura de antaño? Felizmente ello
quedó atrás: ahora es posible caminar sin descanso sin toparse con objeto
alguno tirado como estábamos habituados a hallar basura y porquería de todo
tipo. Como ello no venía del aire sino echado por seres aparentemente humanos,
pero, realmente, semi bestias; sin duda el discurso del alcalde bastó y sobró
para que esos seres no solo parecieran humanos sino que se portaran como tales.
¿Y el
silencio? Realmente es impresionante, pues se tiene la sensación de
estar solo en el espacio al no oírse ruido o estruendo alguno atentatorio
contra la tranquilidad tal y como sufríamos antaño cuando los conductores hacían tronar estrepitosamente
las bocinas y, otros incalificables los cuales, sin duda también respondiendo
al discurso de la autoridad edil, desaparecieron con sus malditos vehículos con
escape libre.
Al Mercado Modelo no me he atrevido a ir desde
que fue aseado y ordenado, pero he oído que es un dechado de orden y perfección
generando la envidia de autoridades de otras ciudades cuyos centros de abastos,
comparados con el nuestro, devienen en antros donde impera caos, basura y
desorden.
La más extraordinaria acción de la autoridad,
casi mágica, consistió en que todos quienes fueron expulsados del M.M., los
llamados ambulantes, lejos de invadir nuevas zonas llevando el caos y desorden a otras áreas, desaparecieron
en una acción del alcalde contraria al milagro de Jesucristo multiplicando los
panes y los peces, pues, en nuestro
caso, simplemente desaparecieron.