LAMENTABLE “DESPIURANIZACIÓN”

Luis Gulman Checa


El pasado martes 05 de mayo falleció en Lima la señora Altemira Seminario León - Mira Arens desde que contrajo matrimonio con Kurt Arens - ciudad a la que se vio obligada a migrar, como cientos de piuranos, a raíz de la Reforma Agraria.

Ella fue piurana hasta el tuétano como claramente lo revelan sus apellidos: su padre fue don Luis Seminario Urrutia y su madre doña Graciela León Molero, por lo que debe haber dejado en el departamento de Piura unos 347 parientes cercanos. Sin embargo, recién me enteré de su deceso una semana después de acaecido porque en los diarios de Piura no apareció el aviso de  defunción, a pesar que uno de sus hijos reside en esta ciudad.

La respuesta de las personas a quienes manifesté mi extrañeza y fastidio por tremenda omisión, me respondieron: “Salió publicado en El Comercio”, lo que me hizo pensar en los absurdos de la vida, pues, estando inmersos en un proceso  regionalizador, los avisos de defunción se han centralizado.

Este hecho, en apariencia irrelevante, es importante por dos razones: primero, porque siempre nos tuvimos mucho cariño desde que, con Susana León Trelles, su prima hermana, fuimos los pajes de  su matrimonio, sin duda porque mi hermana y madrina, Berta, era íntima suya. Me refiero a un verano alrededor de 1950, la Iglesia María Auxiliadora y un selecto y elegante almuerzo en el comedor del hotel de Turistas con sus largas mesas ocupadas por los personajes más representativos de Piura y dos criaturitas, elegantísimas y ella bellísima, sentadas y departiendo con los mayores: Susana y yo y; segundo, porque Piura debe ser la única ciudad del mundo donde sus hijos, auto exiliados, han olvidado sus raíces.

Formulo una reflexión que debería hacernos meditar profundamente: ¿si muriera en Lima un oriundo distinguido de Trujillo, Arequipa o Cusco, acaso  no se publicarían  avisos de defunción en los principales diarios de su ciudad natal?


Sin embargo,  los piuranos olvidaron sus raíces y nos volvimos una ciudad del tercer  mundo y  coto de caza a disposición de quien quiera  hacer de las suyas sin respetar el estatus;  sea de alto (emporcadores del mar, “orellanas” corruptos y corruptores) o bajo (moto taxistas, motociclistas) vuelo.