LAMENTO PIURANO

(Piura, 27 mayo del 2015)

Luis Gulman Checa

En la edición de “El Tiempo” de la fecha, aparece en la página editorial un artículo de doña Gladys Farfán, con la siguiente sumilla:

¿Qué hicieron las autoridades después de todo lo que se vivió en los años de El Niño?  ¡Como siempre, nada!

Indudablemente existen muchas deficiencias y carencias en nuestro ámbito, pero no es aceptable que ello nos haga perder la objetividad formulando tan tremendo y falso cuestionamiento a nuestras autoridades en general.

Demostraré, objetivamente,  que lo afirmado por doña Gladys está divorciado de la verdad. ¿Cómo? Planteando una sencilla e innegable realidad de cómo Piura estuvo preparada para soportar el FEN de 1998, gracias a las tareas de reconstrucción efectuadas a raíz de los desastres causados por el de 1983, relatando mis penurias personales.

En 1983 me fue imposible mantener incólume la casa familiar del balneario de Colán, por la simple razón que no era posible llegar allá porque las carreteras habían colapsado. Asimismo, para ir a Chulucanas, donde desarrollaba tareas agropecuarias en la hacienda Yapatera, tenía que movilizarme en motocicleta, por cuanto la carretera estaba destruida. Asimismo, el puente Ñácara, que une la ciudad de Chulucanas con la antigua carretera Panamericana estaba casi colapsado y funcionaba solo como peatonal.

En 1998, logré mantener incólume otra casa familiar del balneario de Colán porque ni un solo día se cortó el tránsito vehicular entre Piura, Paita y Colán. ¿Por qué? Por cuanto, luego de 1983, la CORPIURA, al mande del Ing. Luis Zegarra, construyó una nueva carretera entre Paita y Piura a prueba de cualquier FEN por monstruoso que sea. Ergo, la afirmación que nadie hizo nada es falsa.

Igualmente, en 1998, no hubo un solo día que no pudiera movilizarme en vehículo de cuatro ruedas, sin tropiezo ni inconveniente alguno, entre Colán y la chacra en Yapatera, por cuanto, además de la nueva vía que unía Piura y Paita, no solo se había reconstruido la antigua Panamericana hasta Chiclayo, sino que en Ñácara se levantaba un hermoso  puente de dos carriles (cuya construcción fue supervisada por la Dirección Ejecutiva del Proyecto Alto Piura, a través del Ing. Ramón Alcedo Ramírez). Se construyó tan bien que soportó avenidas muy superiores a las de 1983, “sin que se le moviera un pelo”.

Sin embargo, doña Gladys tiene toda la razón cuando se lamenta por las gentes que vinieron de otros lugares e invadieron terrenos inhabitables frente a un FEN. En ese caso sí me plantearía una pregunta:

¿Acaso las autoridades competentes no pecan por omisión cuando surgen asentamientos en zonas que se afectarán gravemente por los FEN?