COLOMBIANOS PRESTAMISTAS: ¿BUENOS O MALOS?

(Piura, 20 julio del 2016)

Luis Gulman Checa

Los medios informan sobre una invasión de ciudadanos colombianos  quienes estarían haciendo “negocio redondo” a costa de inocentes, mansos y desinformados piuranos, concediendo préstamos de dinero a cambio del cobro de intereses leoninos.

Precisando ser ignaro absoluto respecto al Código Penal - donde están claramente especificados tanto  los actos delictuosos como las penas para sancionarlos -, sería aconsejable que los medios, al difundir tal información, tipificaran el delito y  la sanción correspondiente. Así tendríamos las ideas claras respecto  a la magnitud/gravedad del daño originado por estos extranjeros.

Sin embargo, de acuerdo a lo difundido, no alcanzo a entender el calificativo de delictuoso, que sería aplicable si tales prestamistas obligaran - con una pistola en la sien - al prestatario a recibir el dinero. Supongo, por elemental sentido común, que la situación es a la inversa, es decir, piuranos urgidos de dinero, informados de la existencia de tal fuente financiera, acuden libre y voluntariamente a solicitar un crédito aceptando los intereses a pagar. Es decir, exactamente  como sucede al recurrir a una entidad financiera formal que impone sus condiciones.

El decano, “El Tiempo”, edición de la fecha, informa lo siguiente:

Estas personas se hacen pasar como prestamistas ofreciendo desde un pequeño monto hasta miles de soles. Acuerdan con su cliente las fechas de cobro pero siempre aclarando que cobran el 20%. Luego de obtener los datos como dirección, copia de DNI y números telefónicos finalmente cierran el trato.

El texto es absolutamente contradictorio señalando se hacen pasar como prestamistas (afirmando implícitamente que no lo son), para, a continuación, expresar cierran el trato, es decir, entregando el dinero, ergo, sí son prestamistas.

A simple vista, cualquier lego en materia penal, aprecia que en esta negociación no se aprecia estafa, dolo ni engaño alguno, como sí existía, por ejemplo, cuando los grandes pícaros/pendejos limeños vendían tranvías a los despistados provincianos que, décadas atrás, acudían a la ciudad capital.

También se nos dice que el dinero sería de dudosa procedencia, en referencia a que, como son colombianos, paisanos del extinto Pablo Escobar,  provendría del tráfico de drogas y aquí se estaría lavando. Sin embargo, precisando que ello es una mera presunción, si tal fuera el caso, pregunto, ¿ello sería problema nuestro o de las autoridades colombianas.
Finalmente:
¿Por qué armar tanto laberinto por unos centavos colombianos cuando en el país nos “hacemos los locos” ante los comprobadamente millones de dólares lavados por un expresidente?