FRACASO ABSOLUTO DE ELECCIONES LOCALES
(Piura, 12 julio del 2016)
Luis Gulman Checa
Lo he manifestado en varias oportunidades y
ahora lo reitero:
¡Los peruanos no
somos suficientemente civilizados, educados ni democráticos, para ejercer el derecho,
actualmente vigente, de elegir a nuestras autoridades municipales!
Hay varios hechos concretos que avalan lo
expresado ut supra, siendo hoy por hoy el más evidente, la gran cantidad de
alcaldes que están con la espada - no de Damocles - de la revocatoria sobre sus
cabezas.
Un primer punto a dilucidar es si, real y efectivamente,
merecen ser echados del cargo sea por incompetentes, ignorantes y/o corruptos o,
en el fondo de tales campañas se esconden o subyacen apetitos de una sarta de sinvergüenzas
que quieren para sí o para alguien de su entorno tan anhelado
cargo.
Digresión: Tal y como se
encuentran las municipalidades en el país -absolutamente inviables habida cuenta
la fenomenal carga burocrática que han ido generando los pícaros que las usaron
para pagar favores y tantos otros vicios y lacras que las asolan -, solo
existen dos razones para impeler a
tantos ciudadanos, a lo largo y ancho del país, a postular a dirigirlas:
·
Son
unos Santos cuasi bajados del cielo decididos a sacrificarse al extremo para
sacarlas adelante en beneficio de la comunidad, o
·
Son
unos grandísimos, pícaros, sinvergüenzas y rateros que anhelan asumir el cargo
para llenarse sus sucios bolsillos con dinero público.
No tengo la menor duda que nuestras ciudades serían
mil veces más vivibles si el (¿bendito o maldito?) derecho de elegir
nuestras autoridades jamás nos hubiera
sido concedido.
Para comenzar, el simple hecho de convertir
una institución - de auténtico servicio público - a la que era un honor acceder
en calidad de ad honorem; pasara a convertirse
en la olla de grillos y/o merienda de negros que es
actualmente, debido a la tremenda
cantidad de necesitados del dinero proveniente
de sueldos o dietas; fue un error total y absoluto porque no tuvo en cuenta
nuestra idiosincrasia.
Obviamente, me refiero a la gran mayoría de
postulantes, por cuanto hay muchos con suficientes recursos propios los que,
sin embargo, resultan fiascos absolutos.
Entonces, en el caso de estos últimos, si no
tenían condiciones para ejercer el cargo ni, menos aún, equipo sólido y competente
para ocupar los puestos vitales en la institución, me pregunto:
¿Por qué o para qué
diablos postularon al cargo?
A la
luz de los hechos, considero muy urgente y de gran conveniencia para el Perú
volver al régimen anterior:
¡Las autoridades locales deben ser
designadas, mas ya no como antaño por el ministerio competente, sino por el
Gobernador respectivo. Esta sería una grandísima muestra de auténtica regionalización!