CORRUPCIÓN: EL MAL QUE DESANGRA AL PERÚ (II)
(Piura, 07 julio del 2016)
Luis Gulman Checa
La corrupción política fue consecuencia,
tanto en el Perú como en otros países del continente, de la conquista española,
ergo, en el Imperio Incaico no existía. La misma se refiere al mal uso del
poder público para lograr ganancias y/o ventajas ilegítimas, secreta y
privadamente, en beneficio propio.
Sin embargo, está claro que ésta prolifera
por la inexcusable indiferencia y/o estupidez de la población. ¿Por qué? Por
cuanto, como ha sido mil veces demostrado, estos corruptos que acceden a los
cargos con una mano atrás y otra delante, al dejarlos se han
convertido en personas adineradas a pesar que los sueldos recibidos durante el
ejercicio de sus funciones fueron insignificantes.
Planteo una reflexión:
¿Acaso no es cierto
que, cuando un ciudadano es asaltado en la calle y despojado de algún bien
propio, reacciona contra el ladrón persiguiéndolo y, de alcanzarlo, golpearlo
lo más fuerte que pueda y/o, en ciertas zonas donde sí hay pelotas, darle
muerte?
Entonces:
¿Por qué somos tan
estúpidamente indiferentes cuando los ladrones, de saco y corbata, nos
esquilman desde los cargos públicos que nosotros mismos les conferimos, tal y
como si el dinero que roban no fuera propiedad de todos y cada uno de nosotros?
Lamentablemente, mal que nos pese, daría la
impresión que la corrupción está impregnada en nuestros genes. ¿Por qué? Por
cuanto en el Perú, los obvia, confesa y probadamente corruptos, funcionarios y
gente de a pie, en vez de ser vilipendiados, castigados y rechazados por la
población, llegan a ser endiosados y envidiados, lo que revelaría que todos
seríamos corruptos potenciales.
Un ejemplo claro:
¿Recuerdan cuando en
un malhadado gobierno, que por higiene mental no precisaré, existía el famoso
CERTEX y muchos pícaros, corruptos y saqueadores exportaban piedras o basura enriqueciéndose a
costa de estafar al erario y, por tanto, a todos y cada uno de los peruanos?
Recordemos:
Tales delincuentes, ¿fueron
anatemizados, proscritos, señalados y/o apartados por los “honestos” de la
sociedad o, por lo contrario, fueron alabados por “cundas”, “sapos”, “vivos”
y/o “imaginativos”?