EL  MARQUÉS

(Piura, 01 abril 2017)

Luis Gulman Checa

La reciente visita de Mario Vargas Llosa al país acompañado de su novia, Isabel Preysler, fue útil para reconfirmar el peligro implícito que corre un peruano triunfador:

Se convierte en blanco de la pléyade de envidiosos y resentidos que, en vez de ufanarse de un compatriota reconocido a nivel mundial, lo atacan falsa, irracional y vergonzosamente.

¿Acaso significó un abuso, atropello, falta o delito que el escritor decidiera recibir su onomástico en su natal Arequipa?

Solo un anormal puede abominar públicamente de semejante decisión, especialmente cuando lejos de venir con las manos vacías, llegó trayendo miles de libros incrementando así la biblioteca que él donó a su tierra.

Digresión:

¿Habrán oído estos energúmenos la frase “no solo de pan vive el hombre”?  

A todos aquellos que, públicamente, lo han criticado por ello aduciendo que debió permanecer en Europa moviendo influencias y contactos para incrementar la ayuda externa a nuestro país, les preguntaría lo siguiente:

¿Qué diablos han hecho ustedes, pobres diablos envidiosos, para procurar la ayuda que reclaman a Mario en favor de los peruanos maltratados, no por la naturaleza, sino por la desidia, incompetencia y/o corrupción de tantos gobiernos - que muchos de estos infelices integraron - ignorantes que es el hombre quien debe adaptarse al medio y no al revés?

Hemos sido testigos de las voces provenientes de la recua de Keiko - cual hienas hambrientas y pestíferas – atacándolo y denigrándolo en clara demostración que no le perdonan su posición radical contra el fujimorismo. Sin embargo, si estas personas tuvieran una pizca de decoro y/o sentido común, ¿acaso no debieron guardar prudente silencio evitando así remover el avispero habida cuenta que los hechos le dieron la razón como lo demuestran tanto la carcelería que viene cumpliendo el exmandatario como la condición de prófuga de su parentela, incluidos hermanos políticos?

Sin embargo, personalmente sí quiero dejar constancia del gran resentimiento que me generó el Marqués por haber perpetrado una grave omisión:


No haber venido a Piura, la tierra que lo vio nacer como literato.