¿Y EL ESLABÓN PERDIDO?

(Piura, 11 abril 2017)

Luis Gulman Checa

Preocupa la simpleza/ignorancia generalizada cuando - a raíz de las revelaciones de que muchos funcionarios le rogaron a Odebrecht les diera dinero para sus sucios bolsillos robándole a su propio país y traicionando sus juramentos - todos, prensa y opinólogos, se limitan a señalarlos, como si hubieran ostentado tanto poder como los antiguos zares, haciendo y deshaciendo a su gusto.

Respecto a Alejandro Toledo y Félix Moreno, por rimbombantes que fueran sus cargos/títulos, ninguno tuvo la posibilidad de favorecer, directa y personalmente, a tal o cual postor en las respectivas licitaciones en las que Odebrecht resultó favorecido.

Aclaro que no pretendo santificarlos sino coadyuvar a que la higienización/desratización del aparato público sea total, por cuanto los funcionarios que otorgaron las buena pro, fueron los integrantes de los respectivos Comités de Licitación, ergo, si los procesos estuvieron amañados, el peso de la ley debería caer sobre ellos.

Pero, como estamos viendo, tal contubernio no se circunscribía a favorecer a Odebrecht con la ejecución de la obra (lo que hubiera sido intrascendente de haberse ejecutado como Dios manda), sino, también, a abrir una auténtica caja de Pandora a través de las interminables adendas.

La obra pública, como las referidas, una vez otorgada la buena pro y suscrito el contrato respectivo, cae en manos de un triunvirato:

·         El dueño de obra (la entidad licitante y contratante)
·         El contratista (ganó la buena pro y deberá ejecutarla) y
·         El supervisor que media permanentemente entre las partes (comparable al árbitro de un match boxístico y que también fue escogido previo Concurso Público)

Así, en principio, el sistema es perfecto de tal modo que los intereses del Estado son sagrados e inviolables al depender de tres instancias, lo que imposibilitaría cualquier desaguisado en su contra.

Entonces, si a pesar de lo expuesto las obras públicas se han convertido, a lo largo y ancho del país y en todas las instancias de gobierno: locales, regionales y nacional,  en arcas abiertas donde innumerables rateros meten sus sucias y pestíferas garras, pregunto:

De acuerdo a la reciente recomendación de PPK, de colgar a los rateros, ¿cuántos y de qué parte del cuerpo penderán próximamente?