SOMOS INCOMPRENSIBLES

(Piura, 13 abril 2017)

Luis Gulman Checa

La edición de “Correo” de la fecha trae una seria, lamentable y muy preocupante información referida a la, antaño, “Perla del Chira”:

La ciudad de Sullana languidece por la falta de agua

Existen asentamientos humanos que no cuentan con el servicio desde hace ocho meses

Reflexionemos, estimados lectores, preguntándonos qué calificativo merecen los responsables de que, una ciudad a la vera del formidable río Chira - que cuenta con agua hasta para regalar - mantiene a su gente sufriendo por falta de agua.

¡Incapaces! ¡Inhumanos! ¡Despreciables!

Fatalmente, Sullana no es la única sufriente, pues, Talara, la provincia que mantuvo por décadas al país gracias a su producción petrolera, también carece de este elemento fundamental - aunado al aire que respiramos - para la vida.

¿Por qué el epígrafe?

Por cuanto, los únicos responsables de que existan estas irracionales/injustificadas situaciones atentatorias contra la vida, la salud y las buenas costumbres (higiene corporal), somos nosotros mismos al permitir que la empresa encargada de brindar tal servicio continúe siendo propiedad de las municipalidades y, actualmente, intervenida por deudas inventadas.

 Abramos ojos, mente y oídos y aceptemos que las municipalidades, con los respectivos alcaldes a la cabeza, son incapaces de cumplir las simples tareas básicas/primigenias de su razón de ser: mantener sus ámbitos limpios y ordenados. Entonces, estando ello demostrado ratificando así su congénita incapacidad (nacen muertas cuando las autoridades son elegidas); pregunto:

¿Cómo puede haber personas (algunas, ¡Dios nos ampare!, hasta son congresistas) que se oponen a que tal servicio esté en manos de una empresa auténtica?

Hago recordar que, efectivamente, el agua es un bien de Dios que debe estar libremente al alcance de quien sea. Tal es una verdad que ningún ser pensante podría negar. Sin embargo, el agua de Dios, como Él nos lo acaba de reiterar, cae del cielo y discurre libremente por quebradas y cauces y está, gratuitamente, a disposición de quien desee utilizarla.

Pero, cuando el agua de Dios es guardada o sometida a tratamientos especiales, como represas para mejorar y regular los sistemas de regadío, o, también, tratándola para purificarla y distribuirla vía costosos y complicados sistemas que la llevan hasta nuestras chacras o casas, ya se ha convertido en un bien transable como cualquier otro y tiene un valor que debe ser pagado.

Digresión:

Recordemos. Antaño, cuando era el Estado el responsable, el contar con un teléfono era un lujo. Sin embargo, ahora, única y exclusivamente, por la decisión de privatizar el servicio, falta poco para que hasta los piajenos tengan el suyo.

Urgente:


¡Inmediata privatización del servicio público de saneamiento en el departamento de Piura!