ESTAMOS SALVADOS

(Piura, 28 abril 2017)

Luis Gulman Checa

Los peruanos debemos dar gracias a Dios porque nuestro sistema de justicia, el mismo que ha determinado el imperio de la ley al extremo que el país está exento de cualquier clase de crímenes y/o inconductas, activó sus antenas poniendo en la palestra el crimen atroz y sin parangón en los anales de la historia de la humanidad el cual estaba quedando impune:

Los atroces, bárbaros y crueles asesinatos perpetrados por el malhadado rufián denominado “Capitán Carlos”, cuya identidad, hasta ahora, había permanecido en el anonimato.

Sin embargo, debe reconocerse, la justicia se valió de las acciones ordenadas por uno de nuestros expresidentes, real y verdadero regalo o bendición de Dios al habérnoslo otorgado habida cuenta sus infinitas dotes y cualidades, destacando, por encima de todas, su acrisolada e indiscutible honradez y probidad las que, sometidas a todas las acusaciones que sus enemigos - que jamás les falta a quienes se comparan a un Dios redivivo - le formularon sin duda por envidia y, también, por cuanto desde su primer mandato, en la década de los 80 del siglo pasado,  enrumbó al Perú por la senda del progreso y desarrollo convirtiéndolo en un faro cuyo luz sirvió de guía a tantos países que progresaron gracias a que siguieron el modelo impuesta por tal portento:

ALAN GARCÍA PÉREZ

Gracias a la previsión de este hombre casi bendito, en la hora actual, parece próximo el momento de desenmascararse  al aleve criminal citado líneas arriba, el cual, de confirmarse las informaciones que  vienen atiborrando las páginas de los medios, tuvo la osadía, en unión de su joven y simpática (bien se dice que todos quienes gozan de tal cualidad, generalmente, son pícaros y sinvergüenzas) consorte, de auparse a la presidencia de la República, cargo desde el que sumieron al país en el caos dejándolo en estado tan calamitoso que, comparado con la situación imperante luego de la infame guerra que nos declarara Chile el siglo ante pasado, aquella época bien merecería el calificativo de lecho de rosas frente al desastre que nos dejaron Ollanta Humala y Nadine Heredia.

Esta indagación está teniendo un doble efecto, pues mientras por un lado la ley estaría próxima a castigar a quien permanecía impune, por otro, nos sirve de distracción porque la situación que vivimos en tan idílica y perfecta que casi podríamos decir que en el Perú se ha instalado el Paraíso prometido por Dios Nuestro Señor para goce y disfrute de todas las almas de bien, por cuanto acá, reitero, felizmente, todo es paz, calma, tranquilidad y bienestar, al extremo que el aburrimiento, ante nuestra idílica existencia, casi nos estaba matando.


¡Bendiciones para AGP y el Sistema de Justicia!