ORDENÉMONOS
(Piura, 12 abril 2017)
Luis Gulman Checa
Me refiero a los conceptos orden y desorden que son
antónimos, es decir, sus significados se oponen. Por ello hago un llamado a
nuestras autoridades competentes para que, habiendo pasado la tormenta e instaurado la
calma, se tranquilicen, ordenen y asuman el ejercicio de sus fueros y
competencias que recayeron en ellas por nuestra voluntad cuando las elegimos.
En stricto
sensu, la voz cantante en el departamento de Piura es la del señor
Gobernador, así como en cada uno de los distritos y provincias, quien manda,
rige y dispone, es el respectivo alcalde.
¿Qué situación es impropia, vergonzosa y hasta
rastrera, en opinión del suscrito?
Las casi cotidianas
imágenes mostrando a ministros - personas puestas a dedo, desechables y mayormente
ignaras e incompetentes - ambulando cual zares por nuestro territorio con
nuestras autoridades tras ellos cual perritos falderos.
¿Acaso estoy planteando que los ministros no
deberían visitarnos?
¡Por supuesto que no!
¡Que vengan cuantas veces quieran debiendo ser magníficamente recibidos,
guiados y orientados por el DUENO DE CASA!
Sin embargo, triste y lamentablemente, en vez
de ser los “dueños del negocio”, nuestras autoridades, quienes lleven la
voz cantante, se muestran sumisos, perdidos y propensos al chí cheñó.
Hagamos memoria recordando lo acaecido el año
2015, cuando, gracias a los pitonisos/terroristas climáticos que
anunciaron un FEN brutal para el 2016, el Estado tiró a la basura ingentes
recursos del erario en las mal llamadas obras de prevención que fueron
manejadas/contratadas/prostituidas por FORANEOS,
aunque algunos, formalmente, residían entre nosotros.
Pregunto a nuestras autoridades que se
consideren bien nacidas, enraizadas y comprometidas con la tierra y personas
que confiaron el ellas:
¿Van a comportarse como
auténticas autoridades, haciendo prevalecer sus fueros, poniendo por delante,
única y exclusivamente, lo mejor y más conveniente para la colectividad piurana
o, por lo contrario, como en el 2015, reiterando carecer de cojones, permitirán
que los foráneos (incluidos los, increíblemente, enquistados a la vera del
Gobernador) vuelvan a zurrarse en los piuranos-