¿HÉROES DE LA DEMOCRACIA?

(Piura, 24 abril 2017)

Luis Gulman Checa

Recientemente se ha conmemorado por todo lo alto el vigésimo aniversario de la liberación de los rehenes capturados por el MRTA en la residencia del Embajador del Japón a través de la formidable operación militar denominada Chavín de Huántar, llegándose al extremo de declarar al íntegro de comandos participantes, “Héroes de la Democracia”, es decir, S.E. u O., de un plumazo ascendieron a la categoría de Miguel Grau y/o Francisco Bolognesi.

Tengamos presente que ambas operaciones, tanto la captura por parte del MRTA como la liberación a través de la citada operación, fueron  impecablemente  planificadas  y mejor ejecutadas, lo que tuvo reconocimiento mundial.

Sin duda, de haber existido una persona a la que habría que adjudicarle la autoría/diseño de la operación Chavín de Huántar, la misma, ya que no la declaración de héroe, sí merecería el reconocimiento y gratitud del Perú entero, por cuanto su plan resultó casi perfecto, ya que la pérdida de la vida tanto de rehenes como de comandos fue ínfima, mientras la liquidación de los insurgentes terroristas del MRTA, fue total.

Con franqueza, esta declaración de héroes al por mayor decretada por el Congreso, me hizo reflexionar sobre nuestra proverbial frivolidad, reiterada, por ejemplo en el campo futbolístico, cuando a la prensa nacional se le dio por endilgar el calificativo de los Cuatro Fantásticos a los futbolistas Pizarro, Farfán, Vargas y Guerrero, lo cual, como sabemos, fue una gran huachafería que no tuvo correlato alguno con la realidad.

¿Ha sucedido lo mismo con esta masiva declaración de héroes?

Pienso que sí, pues los comandos actuaron con grandes ventajas sobre los terroristas del MRTA - preparación, entrenamiento, sorpresa, superior armamento y número de efectivos - de modo que el éxito obtenido fue consecuencia lógica e inevitable del magnífico planeamiento, en el que los comandos se limitaron a ser los hombres de choque.

En definitiva, los flamantes héroes, como tantos peruanos en el día a día, se limitaron, única y exclusivamente, a cumplir con su deber de soldados. Entonces, pregunto:

¿Será racional que el Congreso continúe repartiendo tal distinción a diestra y siniestra por el solo mérito de cumplir son el deber?


Finalmente, creo que entre los rehenes sí hubieran podido hallarse héroes.