OPORTUNIDAD PERDIDA

(Piura, 18 setiembre 2017)

Luis Gulman Checa

PPK perdió la oportunidad de armar un gabinete idóneo para enfrentar, de poder a poder, al impresentable pero poderoso Congreso, al haber dejado varias patas flojas en el juramentado el día de ayer.

El cambio del primer ministro en unión de los responsables de las carteras de Economía y Finanzas, Educación, Justicia, Salud y Vivienda, en principio, estuvo dentro de lo razonable, a excepción, del reemplazante de Marilú Martens, en cuyo sector se originó la crisis que devino en la denegatoria de confianza solicitada por Fernando Zavala  al Congreso.

Si PPK  no es precisamente un jovencito, lo que le está pasando factura,  hecho que él mismo se empeña en evidenciar con actitudes impropias (habida cuenta que todo tiene su momento y su lugar) como, por ejemplo, los chistecitos absolutamente fuera de lugar en una ceremonia de gran trascendencia  como la juramentación que el país, en vivo y en directo, presenció el domingo pasado; ¿cómo diablos  designó al frente de la conflictiva cartera de Educación a Idel Vexler, quien ha sido un acérrimo y permanente opositor a la reforma de la educación  superior, legislada por el Congreso anterior, como también a la puesta en marcha por Jaime Saavedra y continuada por Marilú Martens?

Peor aún,   cuando juró el cargo dio la impresión  de ser un zombi por su expresión, aspecto y, para colmo, cojo.

Así como PPK tuvo el gran acierto de designar a Enrique Mendoza Ramírez en la cartera de Justicia, ¿cómo no fue capaz de hallar  otra persona de su nivel, capacidad y juventud para comandar la indeclinable tarea de reponerle a la educación pública la calidad y el nivel que tuvo antaño?

A simple vista (aunque ruego a Dios estar errado) Idel Vexler  no está para estos trotes.

Otro clamoroso error fue mantener en el cargo al Canciller, quien venía recibiendo cuestionamientos de diversa índole, incluidos  desde  la misma cancillería. Me pregunto, ¿cómo no pasó por su cabeza  reemplazarlo, por ejemplo, con José Antonio García Belaunde (su embajador en España),  de indudable experiencia y capacidad y, con la ventaja adicional, que hubiera equivalido a una patada en la entrepierna a los dos apóstatas que se dicen  apristas y  al vociferante y  casi desquiciado  hermano Vitocho. Sí, el mismo que “mató” a Valentín Paniagua.





Sin embargo, el colmo del desatino fue ratificar al ministro de Agricultura, quien, si tuviera sangre en la cara, debió renunciar, ipso facto, tan luego quedó en evidencia por haber fraguado un Estudio contratado por el Gobierno Regional de Piura haciendo aparecer como participantes en el mismo a varios profesionales quienes, pública e indubitablemente, negaron haber integrado el .equipo de profesionales (¿Estafa?). Este    hecho está siendo  investigado por el Ministerio Público por lo que dormirá hasta las calendas griegas, debido tanto a la enorme carga procesal  que soporta como a la escasez de señores fiscales. (*)

Ante este hecho real y concreto, formulo una pregunta oportuna y actual:

¿Los piuranos seremos tan cretinos de “dormir a pierna suelta”   si, quien falsificó firmas para lucrar, va a manejar cientos de millones “des colmatando”, innecesaria y delincuencialmente,   ríos?


(*) Ironía.