PIURA ESTÁ DE
DUELO
(Piura, 07 setiembre 2017)
Luis Gulman Checa
Es sabido que nuestras vidas siempre penden de
un hilo que solo el Altísimo sabe cuándo se romperá dando fin a muestra existencia
terrena. Sin embargo, la desgracia que acaba de abatirse sobre nosotros segando
tres vidas, absurda e incomprensiblemente, probablemente ponga en cuestión las decisiones
de la providencia en más de una mente.
Cotidianamente pierden la vida gran cantidad
de personas por infinidad de razones claramente identificables y discernibles:
·
Salud
quebrantada.
·
Un
cónyuge celoso descarga la cacerina sobre el (la) infiel.
·
Un
conductor de motocicleta ebrio se empotra contra una pared.
·
Tres
maestros en huelga son abatidos a balazos por la policía cumpliendo su deber de
preservar el orden reprimiendo vándalos.
·
Un
conductor de bus se duerme y el vehículo
choca frontalmente con un tráiler originando el deceso de 38 personas.
·
Etc.
Sin embargo, lo que acabamos de presenciar,
atónitos y desconcertados, la caída de una camioneta al cauce del río Piura
cuando circulaba por el puente Cáceres sin impedimento ni problema específico alguno,
ocasionando la muerte de todas las ocupantes: madre, hija y nieta, tiene que haber
impactado en el espíritu de todas las personas de bien llevándolas a
preguntarse por qué la Providencia fue tan cruel asestando semejante golpe no
solo al sufrido padre, esposo y yerno sino también a familiares, amigos y
compañeros.
¿Cómo fue posible que la camioneta se
precipitara al cauce del río Piura cuando por el citado puente han transitado
millones de vehículos en los largos años que está en servicio sin que jamás sucediera algo semejante?
Una explicación podría ser que la conductora sufrió un infarto
fulminante lo que produjo la aceleración y despiste del vehículo. Otra razón
para haber descuidado la conducción podría haber sido el ¿bendito? teléfono celular
que la conductora hubiera atendido perdiendo el control de la camioneta.
Finalmente, cualquiera haya sido el origen de
tan terrible accidente, roguemos porque no solo las tres almas estén
descansando al lado del Señor sino también que le preste la fuerza y el ánimo
necesarios a quien quedó solo y desamparado al perder a sus seres más queridos.